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Mostima · 26-30, F
—Hoy puedes llamarme Mostima.— Laterano era una ciudad casi perfecta, pero la perfección solo existe en El De Arriba, así que, inevitablemente, había barrios que la mayoría prefería no visitar. Tomó el gorro de la capa de su amada y lo subió para cubrir su rostro. Ella no hizo lo mismo, nadie que tuviese una ínfima inteligencia se atrevería siquiera a mirar a Helel, que tenía secretos turbios en esos lugares.
—Por aquí, vamos a recoger un encargo, después podemos ir a comer algo.— Una rata, literalmente, fue quien le chistó a la Sankta para que se acercara a un callejón oscuro.
—¿Quién es tu bonita amiga, Mostima?— Preguntó el desconocido, mirando a Lemuen de forma muy poco discreta.
—Cállate Shu Min. Quiero ver tu fea cara el menor tiempo posible.— Extendió hacia él una cantidad considerable de dinero, casi de mala gana.
—Por aquí, vamos a recoger un encargo, después podemos ir a comer algo.— Una rata, literalmente, fue quien le chistó a la Sankta para que se acercara a un callejón oscuro.
—¿Quién es tu bonita amiga, Mostima?— Preguntó el desconocido, mirando a Lemuen de forma muy poco discreta.
—Cállate Shu Min. Quiero ver tu fea cara el menor tiempo posible.— Extendió hacia él una cantidad considerable de dinero, casi de mala gana.
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