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Mostima · 26-30, F
—Y dices que eres pura bondad... pobre hermanita tuya.— Negó ligeramente, mientras se acurrucaba contra ella. Ahí, en esa fría y mustia habitación que solo alegraba los colores de las flores, se podía permitir bajar la guardia. —Lo eran.— Guardó silencio un momento, ella prefería no estancarse en el pasado, pues no le llevaba a nada, sin embargo, en momentos como ese, solo podía añorar.

—Fia me dijo que va a llevarte a casa de su Nonno mientras regresan tus padres. Creo que pasaré unos días con ustedes. Será bueno salir de este lugar, detesto el olor.
L1580236 · 26-30, F
Le miro con complicidad antes de dejar escapar una risa divertida. Se removió solo un poco para hacer espacio a la caída y se recargó en su cama mirando al frente, escuchando atenta aquella anécdota. — Se encerró en su habitación y se negó a salir por miedo a ser descubierta, lloró confesando su travesura y le dije que si no te decía jamás podría ser perdonada. — dicho esto volvió a reír apoyando su mejilla sobre la cabeza de la caída. — Por eso es que fue a decirte su travesura y la verdad me resultó muy divertido molestarla de esa manera. — su expresión se volvió un poco más seria y suspiró. — Eran buenos tiempos...—
Mostima · 26-30, F
—¡Haha! No me hagas reír. Mostrar mis otros talentos a las profesoras era solo un plus a mi excelente desempeño académico.— Caminó hacia ella, con la fotografía en las manos, y la colocó en el pequeño buró al lado de la cama, recargada contra el florero que tenía las flores que Fiammetta le había obsequiado, ya comenzando a marchitarse. Se sentó junto a ella, y casi cariñosamente acomodó la manta sobre sus piernas inmóviles. —¿Recuerdas cuando tu hermanita quiso jugarme una broma? El día de mi discurso a los nuevos graduados... puso un truco en la escalera, pero quien terminó cayendo fue el maestro Amael. Remy se puso aún más roja que su cabello de la verguenza.— Se inclinó, recargando la mejilla en su hombro. —Siempre tuve una extraña suerte.
L1580236 · 26-30, F
No podía sentir que era lo que pasaba con Mostima, desde aquel incidente se había vuelto todo un enigma, salvo por algunas cosas que se atrevía a hablar con ella, sin embargo descubrir que pasaba por su mente era un verdadero acertijo.
Lemuen levantó el mentón haciendo ver aquella característica arrogancia en ella. — Oh vamos, si tenías buenas notas todas sabemos exactamente porque era ~ — bromeó llevando una mano a su boca ocultando tras ella una sonrisa burlona.
Mostima · 26-30, F
—No los busco. Simplemente los encuentro. Creo que es algo inevitable. Y... la verdad es que no es tan malo.— Contrario al rencor que muchos pudieran pensar que sentía por su caída, la realidad era que ese pasado era algo que atesoraba como su ancla a la que aferrarse en los peores momentos. No habría hecho las cosas distintas. Se giró para mirarla, una sonrisa ladina haciéndose presente en sus labios. —Claro, puedes repetirte eso cuanto quieras, ambas sabemos que yo era la que tenía mejores notas, y de no ser porque eres un demonio disparando, te habría hecho quedar como tonta fácilmente.
L1580236 · 26-30, F
Estaba sentada en la camilla, miraba por la ventana mientras Mostima pretendía hacer algo más con tal de no pararse frente a ella como solía evadir frecuentemente, giró un poco su cabeza hacia su dirección y solamente sonrió, negando con su cabeza. — ¿Aún sigues buscando recuerdos?. Era mucho mejor que tú, no se porque te esfuerzas tanto en recordar lo mucho que te superaba académicamente. — bromeó cerrando sus ojos, sonriendo con arrogancia.
Mostima · 26-30, F
—Mírate. Lucías como toda una estudiante estrella cuando estabamos en la academia. Ñoña y arrogante.— Tomó la fotografía que había encontrado entre unos libros en el estante.

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