26-30, M
Si tiene la intención de pelear conmigo, no esperes ningún tipo de misericordia.
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Yuki2104 · F
off: No hay problema xD tampoco soy muy buena que digamos :)
**Desde que podía recordar, Yuki había vivido en un orfanato. Hasta hacía unos cuantos años atrás, cuando sus extraños poderes comenzaron a manifestarse, un hombre de larga cabellera castaña, elegantemente vestido, la recogió de este lugar adoptándola y dándole su apellido. Gracias a esta persona pudo saber la razón por la que estaba en este mundo.
Durante más de mil años, habia reencarnado una y otra vez para luchar en una guerra que parecía no tenía fin. Como la dueña de La Luz de Dios, su papel era importante. Podía curar heridas fisicas pero con el precio de padecer en carne propia el dolor infringido por esa herida. Sanaba tambien las heridas del alma y les hacia ver su errores para recapacitar y su luz, era capaz de destruir demonios con solo ser tocados por ella.
Debido a su gran importancia en tal lucha, había vivido rodeada de guardianes. Unos guerreros que al igual que ella, habian reencarnado desde el inicio de esa guerra y cuyo deber era protegerla de cualquier daño, era un peso enorme que Yuki quería quitar de sus hombros. No quería ser más una carga para ellos, por lo que una noche, decidió huir de la gran Mansión Crepúsculo, el unico lugar que conoció como "hogar" desde que salió de aquel orfanato.
Aquella noche caminó sola por las oscuras calles de la ciudad. Despues de haber caminado tanto, habia considerado la posibilidad de regresar a casa.
No. Debía ser fuerte, mantenerse en su postura, claro que podría cuidarse sola.
Durante su trayecto, no pudo evitar sentirse vigilada. Seguramente era la paranoia causada por el constante peligro en el que normalmente se encontraba a causa del Nigromante Giou Reiga, su enemigo desde tiempos ancestrales.
Unos pasos detrás de ella la hicieron volverse, solo para darse cuenta que no estaba equivocada.
-Hola...
Susurró el dueño de aquella silueta, un demonio de ojos color carmesí que la miraba amenazante mientras en su mano izquierda, encendía una orbe de color Azul brillante para atacarla.**
**Desde que podía recordar, Yuki había vivido en un orfanato. Hasta hacía unos cuantos años atrás, cuando sus extraños poderes comenzaron a manifestarse, un hombre de larga cabellera castaña, elegantemente vestido, la recogió de este lugar adoptándola y dándole su apellido. Gracias a esta persona pudo saber la razón por la que estaba en este mundo.
Durante más de mil años, habia reencarnado una y otra vez para luchar en una guerra que parecía no tenía fin. Como la dueña de La Luz de Dios, su papel era importante. Podía curar heridas fisicas pero con el precio de padecer en carne propia el dolor infringido por esa herida. Sanaba tambien las heridas del alma y les hacia ver su errores para recapacitar y su luz, era capaz de destruir demonios con solo ser tocados por ella.
Debido a su gran importancia en tal lucha, había vivido rodeada de guardianes. Unos guerreros que al igual que ella, habian reencarnado desde el inicio de esa guerra y cuyo deber era protegerla de cualquier daño, era un peso enorme que Yuki quería quitar de sus hombros. No quería ser más una carga para ellos, por lo que una noche, decidió huir de la gran Mansión Crepúsculo, el unico lugar que conoció como "hogar" desde que salió de aquel orfanato.
Aquella noche caminó sola por las oscuras calles de la ciudad. Despues de haber caminado tanto, habia considerado la posibilidad de regresar a casa.
No. Debía ser fuerte, mantenerse en su postura, claro que podría cuidarse sola.
Durante su trayecto, no pudo evitar sentirse vigilada. Seguramente era la paranoia causada por el constante peligro en el que normalmente se encontraba a causa del Nigromante Giou Reiga, su enemigo desde tiempos ancestrales.
Unos pasos detrás de ella la hicieron volverse, solo para darse cuenta que no estaba equivocada.
-Hola...
Susurró el dueño de aquella silueta, un demonio de ojos color carmesí que la miraba amenazante mientras en su mano izquierda, encendía una orbe de color Azul brillante para atacarla.**