**Y es como finalmente encuentra la marca que dejó. Casi deja escapar un grito de júbilo con ello.
Drenando un poco de su aura sobre la misma, es que hace funcional la runa, y, en la pared misma se comienza a abrir un túnel al interior de la misma.
Adentrándose en él, dicha abertura se cerraría a los segundos de haberla usado. Además de que, si aquello se intenta por segunda vez, desde el otro extremo del túnel, tiene preparada una ballesta, dirigida a apuntar para inmovilizar a su enemigo, y que, posiblemente tenga que arrastrarse o usar silla de ruedas el resto de su vida; pues la saeta, ya predispuesta, apunta a la cadera del incauto, siendo el cálculo del joven, destinada a un guerrero o esparvus de estatura promedio. Cabe destacar que, en alguien bajo de estatura, aquello sería mortal.**