**Es la tarde noche en la ciudad de Schwarz, capital del Reino de Drachenzunge. La hora ya revela los primeros atisbos de oscuridad y es un momento en que la "gala" del bajo mundo hace acto de presencia. Al igual, lo es para sus perseguidores... Poco saben la mayoría de los habitantes, obedientes y abnegados a sus actividades para producción del reino, y por consiguiente al beneficio de la nobleza y la realeza, lo que algunos, fuera de la ley de su Majestad hacen. Uno de pocos conocen tales actividades es una joven... Una joven que hasta hace no mucho era parte de aquel mundo, y (...)
**Y el golpe en el rostro de aquel fue certero, y logró lo que buscaba. Sin embargo, mientras el pobre desgraciado se arrastra como una lombriz, ella, totalmente confiada halla el vestido que dejó colgado a un clavo de alguna taberna. Con tranquilidad se viste con él, mientras el hombre intenta huir, arrastrándose. A lo lejos ve que es asaltado por un grupo de rufiancillos menores, ella, mientras tanto, se encoge de hombros, de manera despreocupada. Ya se encargaría después de ellos. Sin embargo, debieron verla, pues, no se quedaron a matar al ciego, como hubiesen hecho de estar solos. Sabían quien era ella, o al menos, lo imaginaron...
Con regocijo chasquea la lengua, al sonreír a los bellacos, mientras profiere una débil risa; estos corren del lugar y ella, es cuando, haciendo una serie de saltos en modo extraño, como si aquello fuese un juego, se acerca a su presa.**
¡¿Qué me puede interesar de ti, topo~?! **Exclama, de manera
