**Es la tarde noche en la ciudad de Schwarz, capital del Reino de Drachenzunge. La hora ya revela los primeros atisbos de oscuridad y es un momento en que la "gala" del bajo mundo hace acto de presencia. Al igual, lo es para sus perseguidores... Poco saben la mayoría de los habitantes, obedientes y abnegados a sus actividades para producción del reino, y por consiguiente al beneficio de la nobleza y la realeza, lo que algunos, fuera de la ley de su Majestad hacen. Uno de pocos conocen tales actividades es una joven... Una joven que hasta hace no mucho era parte de aquel mundo, y (...)
**No es que fuesen desinteresados por el mal ajeno, o que no les importase; simplemente saben que interponerse en el camino de un paladín, y más de uno que es parte del escuadrón del mismísimo Príncipe de Asesinos; significa la muerte, y probablemente una no muy grata. Por lo que la joven va por las calles, como si de una niña jugando se tratase. En medio de aquello, la chica patea el trasero de su prisionero, más a modo de juego, y entre saltitos, que por lastimarlo aún más.** ¿Cómo es que un ciego fue taaaan estúpido para pasearse por Shwarz a media noche? **Inquiere entre risas, mientras sigue dando saltos, avanzando, y pateando el trasero de aquel hombre.** ¿Y ves todo en negro, o balnco? **Otra patada, ya se encuentran a las afueras de la ciudad, unos pasos para llegar al lindero de un bosque, donde una bestia alada y reptílica, de color carmesí espera, con la mirada fiera fija
Uno pensaría que después de recibir aquella paliza seguiría quejándose, o rogaría por piedad, pero él se mantuvo callado. Su silencio no era aceptación, tampoco negaba. Solo cayó para ver como la mujer desmarañaba su plan. Alfons le advirtió sobre que eso sucedería, y él, como el suicida que era aceptó merodear por las calles solo. Lástima que su independencia duró si a caso dos horas. Luego de ser amarrado Erick se levantó con un leve esfuerzo, las heridas dolían un poco, podía ignorarlas en el recorrido, aunque sí serían igual de molestas como una pequeña cortada en el dedo y ser salpicado con limón. En medio del viaje veía como algunos hacían la vista gorda, desinteresados por el mal ajeno. No mostraban lástima, tampoco diversión, eran tan solo personas desinteresadas por el bienestar del prójimo.
''Y yo pensé que los Skaa éramos muy malos'' pensó divertido. Mientras el viaje continuaba hasta quién sabía dónde.
cantarina, para cuando, al estar cerca, como si fuese una roca con la que jugar a patadas, propina una en el costado del hombre.
Si no consigue levantarse, ella entonces hace una graciosa acrobacia para terminar con un pie sobre el hombro del extraño, y empujar del mismo hacia el suelo.** No hay nada que... **Comienza a hablar, pero de pronto se silencia. Por unos instantes, sin quitar el pie el hombro del sujeto, mira hacia la nada, como si se perdiese en el cielo, esbozando una sonrisa deslumbrante y amplia. Encantada, al parecer, con algo que sólo ella pudiese ver, o estuviese imaginando.** ¡Hay alguien a quien si le interesaría.~! **Exclama triunfante, para quitar el pie del hombro ajeno y, tomando sus brazos, comienza a atar los mismos, detrás de su espalda.**
**Y el golpe en el rostro de aquel fue certero, y logró lo que buscaba. Sin embargo, mientras el pobre desgraciado se arrastra como una lombriz, ella, totalmente confiada halla el vestido que dejó colgado a un clavo de alguna taberna. Con tranquilidad se viste con él, mientras el hombre intenta huir, arrastrándose. A lo lejos ve que es asaltado por un grupo de rufiancillos menores, ella, mientras tanto, se encoge de hombros, de manera despreocupada. Ya se encargaría después de ellos. Sin embargo, debieron verla, pues, no se quedaron a matar al ciego, como hubiesen hecho de estar solos. Sabían quien era ella, o al menos, lo imaginaron...
Con regocijo chasquea la lengua, al sonreír a los bellacos, mientras profiere una débil risa; estos corren del lugar y ella, es cuando, haciendo una serie de saltos en modo extraño, como si aquello fuese un juego, se acerca a su presa.**
¡¿Qué me puede interesar de ti, topo~?! **Exclama, de manera
a dar una patada en contra del estómago dejándolo sin aire y se marcharon, quizá con la idea de dejar a su suerte con la loca de antes. ''Maldito seas, Alfons'' se quejó conforme iba recuperando aire ''Si crees que esto es malo jamás conociste mi mundo''.
encantarle. Sabía quiénes eran los de su tipo; perras desquiciadas que se emocionaban por tener pequeños momentos de control y poder, una mujer así en la cabecilla era inútil, pues el poder suele subirse rápido, y Erick lo entendió cuando decidió remarcar la evidente diferencia entre ambos; un ciego contra una mujer en todos sus sentidos. Era de las que adoraban abusar.
Cuando halló su bastón se encaminó lejos de ella, a paso lento y cojeaba por una pierna resentida del golpe. Maldijo mil y un veces para sus adentros. No se había movido mucho, si a caso dos metros, cuando de la esquina un grupo de sparvus salió del callejón y patearon a Erick para buscar sus pertenencias, este gimió al caer de nuevo al suelo, acumulando la ira en su interior para el día que tuviera que devolver cada rasguño en su piel. Seguían buscando, alguna moneda, información útil escrita que debiera ser pasada a alguien, pero si apenas un saquito con monedas ajenas a la del país. Uno sólo le volvió +
Aún cuando se trataba de querer responder, de explotar su poder para dañar, no debía. No cuando aún era nuevo y se debía abstener a las nuevas mareas, justo ahora se había vuelto el más débil entre la cadena, pero que iría escalando con velocidad alarmante. Un paso a la vez, y haría que Ruina cumpliera con su misión.
—Mátala —ordenó del demonio dentro de su cabeza—, ella te comerá.
No respondió ante la provocación, sólo se contuvo. Cuando iba a hablar solo recibió de lleno el golpe, la fuerza fue lo suficiente como para aventarlo algunos metros hacia atrás, se escuchó un golpe en seco seguido de las quejas del ''discapacitado'', tratando de palpar el suelo en busca de su bastón. De cierta forma le hacia gracia, sintió la sangre caer de su labio y el ardor en una sensación palpitante en la mejilla. Se rio un poco, negando con la cabeza.
—Ah, disculpe mi señora, creí que sería de utilidad, en vista de que no es mejor retirarme.
locura, y una burla a lo que sería un rostro angelical.** Un pobre ciegu.~ **Profiere en un tono chocantemente infantil, como cuando se habla a los bebés para ocultar el desagrado por los mismos y, acto seguido, con su antebrazo propina un golpe al rostro del hombre. Para una chica de contextura delgada y "delicada", se trata de alguien con una fuerza certera e impresionante. Ella es consciente de ello, y, como los de su raza, denota la falta de empatía o compasión por aquellos que están limitados al ser de naturaleza incompleta.**
**Aunque se ocultase en las sombras, hubiese sido visto por la visión de la joven. Se trata de una esparvus. Seres asesinos y salvajes en esencia con los sentidos de las fieras o bestias. Incluyendo, la capacidad para vislumbrar su alrededor durante la noche, con la claridad, que, para un humano sería incapaz de imaginar siquiera. Mientras el extraño hombre sigue con aquella verborrea, ella, con la boca abierta, y los ojos por igual, como si se tratase de una chiquilla con poco entendimiento, se acerca en silencio a él; muy lentamente. La venda de los ojos, la pose, y la necesidad de este de apoyarse de un bastón, no pasan desapercibidas para ella. Justo al llegar a su altura, quita la expresión de muchachita tonta, y la cambia por una grotesca sonrisa que devela toda la dentadura afilada de ella, puezas naturales que, sin esfuerzo pueden desgarrar la garganta de hombres. Aquel gesto, más que realzar las hermosas facciones de la joven, hace una oda a la
