—Debía admitirlo, desde que llegó y, aunque fuera muy poco el tiempo compartido, se sentía bastante más seguro de sí, de volver a su naturaleza contenida tanto tiempo.
Una suave sonrisa volvió a sus labios, encogiéndose ligeramente de hombros hasta que sintió ese suave gesto cariñoso, el cual recibió con gusto pero sintió un escalofrío al instante. El rubor tiñó sus mejillas de nuevo, llevando la mano a cubrir su oído por la sensibilidad de este, añadiendo que era aún mayor con su celo manteniéndolo en constante tortura, agradecido que faltaban pocos días para terminar.—

Al menos... s-sé que te tengo aquí para ayudarme, Kou~