—En mi solo habita el profundo amor que siento
por ti, y este sentimiento se adentró en mi pecho tan profundo.— Dijo con sinceridad, mostrando una sonrio que desprendía calidez, una sonrisa muy poco frecuente que suele mostrar. Aferro la yema de sus dedos en la cintura del demonio mirándolo fijamente a los ojos en todo momento, sólo hasta que fue abrazado por él, pasando en ese momento sus frias manos por su espalda imitando las acciones del contrario, mientras mordía el cuello de este con suavidad.