KingArthur

-Bebió un poco de te después de pasar bocado, tomo una servilleta que se encontraba delicadamente acomodada en su regazo, la sujeto del borde y tallo su boca con este, manteniendo la elegancia espero unos instantes y observando a aquel joven le realiza un ademan para invitándolo a compartir la mesa, las meseras quienes conocen el carácter de su excéntrica dueña planeaban persuadir al invitado a que le molestara, suponiendo que no lo tomaría a bien, sin embargo cual viene siendo su sorpresa de todos tanto empleados como clientes por la extraña reacción que ha mostrado-

Bueno no soy precisamente de la realeza solo soy hija de una de las familias mas importantes del país y la dueña de este lugar

-Dice con modestia pero en tono serio, los presentes no dan crédito a lo que ocurre, jamás habían visto a Erina compartir mesa con alguien y menos con un hombre-

-Modales de primera, poniendo en alto su linaje, que a pesar de ser el establecimiento suyo, no desea perder el glamur incluso en "casa", fina y refinada se dispone a degustar sus alimentos, probando un poco para después pasar a tomar un poco de te, en el momento justo que aquel le realiza un ademan en son de cortesía ella le responde imitando dicha acción-

-Una vez que toma asiento en su mesa el joven ordena sus platillos usuales, degusta de una deliciosa taza de café mientras espera que le traigan su cena, bebe con la elegancia y modestia que se le ha caracterizado siempre, y aunque no lo aparente, ya se ha percatado del extraño joven rubio, al que jamás había visto antes pero como no es asunto suyo decide no prestarle mucha atención además no dejara que nada y menos un extraño, perturbe sus alimentos-

-ya avanzada la noche la joven rubia permanecía sentada detrás de su escritorio pensativa, un tanto aburrida y como si esperaba que algo pasará pronto, después de un tiempo revisa su reloj para ver la hora y ve que ya es hora de regresar a casa por lo que toma sus cosas y se dispone a salir,pero antes de ir a casa pensaba ir a cenar a su restaurante favorito.

Al llegar al edificio el personal la saluda pues es la dueña del lugar, además que en la ciudad pocos son los que no la conocen, pide su mesa y un mesero la conduce a su lugar-

Mientras eso ocurre en algún lugar de Tokyo, en la academia Tosuki.

Erina quien siempre ha sido reconocida con un talento único para la gastronomía, ganándose el titulo de "lengua divina" debido a que su exquisito paladar no solo le hacia exigente a la hora de probar algo, si no que con tan solo al rosar su lengua con el platillo era capaz de saber como se preparo, que ingredientes y el balance que se le dio al mismo, siendo la pesadilla de muchos chefs pero al mismo tiempo le ayudo a escalar velozmente en el mundo culinario, y no es para menos pues viene de una estirpe de una familia reconocida en ese mundo, por lo mismo ahora se ha vuelto la directora de la mejor academia de cocina.

Sus deberes son muchos pues debe resolver todo tipo de asuntos de su escuela, no solo eso si no al ser una Chef de elite su agenda siempre se encuentra saturada, sin embargo en su rostro jamás o pocas veces se le ha visto sonreír y no por que no le guste cocinar, al contrario le gusta, pero para ella el cocinar es algo nato, como el respirar y se ha vuelto algo monótono, sin sentido y hasta aburrido. Esta noche una vez que ha finalizado todos sus deberes agendados, se sienta en su escritorio en su oficina, el cual se encuentra frente a un enorme ventanal, al estar en el ultimo piso de un rascacielos bien se puede observar desde donde esta toda la ciudad, mientras observa se pregunta si algún dia encontrara algo que la emocione

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