[code]Estaba delante de su captor y vergudo y éste le guardaba tanto rencor que la había hecho pasar un infierno hasta culminar por lavarle el cerebro y modificar su semblante afamado de princesa. Un poco abrumada, Freia, se retrajo al verse tan tímida y cohibida delante de alguien tan maravilloso como él, era como un ángel celestial. No pudo más que agradecerle con una leve venia de su rosada aureola. Miró las mantas de la cama donde se hallaba envuelta y en donde seguramente había dormido y trató de adaptarse como una doncella obediente a la disposición de su dueño. Las palabras de venganza no resonaron en su interior con tanto esplendor pero la siguiente oración la hizo suspirar y tartamudear ingenuamente buscando toda su atención.
[code]Desde que había abierto los ojos a su nueva vida solo encontraba un eco en cada vacio de su inconciente y no podía rememorar nada. Pero, si que lograba discernir perfectamente todo del exterior: Era una pequeña habitación la que los alojaba, estaba sutilmente iluminada por un claro de luna y la voz varonil provenía de una figura humanoide de estatura y peso mayor al suyo, su rostro parecía esculpido por los mismos dioses y llevaba sueltos sus cabellos marrones. En cambio, todo ella era un desorden de pies a cabeza: Estaba completamente desorientada y reblandecida, ni siquiera podía reconocer su propio busto prominente ni su piel tan clara. No vió pasar el recurso manipulador de esa mirada que fortuitamente la encaraba ni tampoco llegó siquiera a sospechar que esa mueca expandiéndose no era de preocupación paternal.[/code]
No me molesta cuidarte, me enoja que tu no puedas vengarte de todos los que te dañaron, pero bueno, lo mejor de todo es que ahora volviste a mi y voy a cuidarte - lo dijo mientras un déspota brillo en sus ojos anunciaba el dolor ajeno que buscaría llegar a la joven -
Sigues débil por culpa de lo que te pasó, pero el medico dijo que tomaras tu medicamento y en un par de días todo será normal - le deja un frasco con un líquido rosa brillante sobre sus pechos-
