- Tal vez un sueño, o tu peor pesadilla. -respondió entre risillas, delineando cuán maldad en su mirada y dejando a la vista sus perlados colmillos.- Dime, pequeño forastero, ¿qué te ha traído hasta mi morada?. Teddy, me advirtió que alguien vendría a mi hogar y tendríamos una buena amistad, dándonos plena diversión. -Caminó de un lado a otro frente a la cama, mirandole de reojo- A todo esto, quisiera saber su nombre, estimado "visitante". -Cambió su "adjetivo", sin quitarle la mirada al rubio que aparentemente se encontraba mejor, incluso Kanato puede denotar que éste era algo especial. En actitud sádica y aniñada, estrujo en brazos al oso de felpa de nombre Teddy -
*Por lo que se ha escuchado de antiguos relatos, leído en los libros de fantasía y visto en películas de ficción, es común pensar que los vampiros están apegados a un lugar, a un espacio físico en específico, al lugar dónde habitaban cuando estaban vivos, otros dicen que al lugar donde murieron y nacieron como lo que son ahora: criaturas de la muerte. Creo que todos alguna vez hemos escuchado la historia de alguien que se topa con la aparición de un vampiro y ha tenido contacto con aquellos hijos de la noche, involucrados en las muertes más extrañas e inespecíficas que la ciencia no puede explicar, justo al llegar a vivir o a visitar a un lugar; por alguna razón siempre el humano común se ha visto por sí mismo como la posible presa y futura cena de éstos seres muertos en vida, actuando como los habitantes legítimos de un espacio, o si es que lo hay, burlando cada vez más la monótona vida y sapiencia del ser humano conforme el tiempo pasa.*
*El día perpetuo, solitario y melancólico, formando parte de la tristeza que invade a toda criatura de la noche. A cercanías de la ubicación del joven, ahí se hallaba Kanato Sakamaki, el cuarto hijo legítimo de un maldecido legado, cuyos principios están basados en la burda vida de todo vampiro.
- Los misterios de la muerte son obscuros, Teddy. -mencionó con tilde grotesco y bastante añiñado, a sabiendas que no se encuentra solo- ¡Hahahahaha!, ¿Ah que dices Teddy?, ¿tenemos visitas?, ¡Oh, tendremos una fiesta, nuevos amigos o una presa qué asesinar! *Su dulce y perversa voz se escucharía bajo las lunáticas risas, indicando al rubio acercarse a la peculiar invitación, sin embargo, para la "No" sorpresa de Kanato, su invitado yace en el piso moribundo.*
- ¡Oh, Teddy pobre alma perdida!, ¿pero qué ha hecho ésta criaturilla para merecer tal desenlace? - Kanato se acercó con lentitud, colocando su delgada y pálida mano sobre la cabeza del joven, dejó escapar un suspiro de alivio, y de un instante a otro, ambos aparecieron en la habitación de Kanato, un lugar repleto de juguetes y con un poco en desorden.- Estará bien aquí Teddy, en cuanto despierte, le daremos una cálida bienvenida. - Esperó sentado sobre la barda de su balcón, bañándose con el hermoso yugo de la luz lunar apenas visible en tan espantosa noche.-
R/Off: De acuerdo, espero mi inicio sea de su agrado.
R/On: *Durante la historia del hombre, se han creado diversidad de leyendas, mitos e historias propias de la fantasía, según los escritos de tiempos antiguos, se creía en criaturas que acechan al hombre bajo el oscuro y misterioso universo que nos rodea. Innumerables soñadores, investigadores, mitómanos y utópicos embusteros crearon mundos y personajes que nunca existieron, entre ellos, criaturas que viven en el subsuelo, olvidados de la luz solar y la normalidad que se viven hoy en día. Según las historias, dichosos son aquellos que viven siempre condenados a la sed eterna, vagando y cansados de la vida, rechazados por la muerte y la más tortuosa necesidad de beber de los vivos. Mucho y poco se sabe sobre la existencia de los vampiros, que de acuerdo a la literatura, se definen como hijos de las tinieblas con forma de un humano común, difuntos no muertos, con un vago recuerdo del humano que alguna vez fueron. Y es aquí, donde la historia reluce en los oscuros misterios de la sangre, el elixir básico para su sobrevivencia y fuente de nutrientes esenciales para su vasta existencia.
Y ahora, en pleno siglo XXI, dicha fantasía se ha borrado de la mente humana, existiendo solamente en la mentalidad de los amantes de la aventura, el misterio y el horror. Cada humano existe bajo la monotonía de la vida que ocurre en las grandes ciudades, constituidas principalmente por enormes calles transitadas por numerosas personas, avenidas perpetradas por automóviles, pasaje colectivo y edificaciones. Aparentemente, aquel era un día glorioso de radiante sol que, pronto concluirá mediante la presencia de la hermosa noche, dando lugar a la brillante luz de luna que ilumina con su magnificencia en el lejano horizonte, desde la enorme ciudad hasta el solitario paraje que brinda el acceso a la misteriosa y hermosa propiedad: La Mansión de los Hermanos Sakamaki, construida alrededor de los más tranquilos suburbios entre la densidad del bosque, caracterizada por la lujosa fachada en su arquitectura. Se sabe que dentro de sus paredes, se resguardan los más siniestros secretos que engloban la oscura naturaleza de un vampiro: pozos de dolor, guarida de pena y tristeza, gusto y la atracción por el aroma de la sangre humana. Nada en esa casa podría considerarse como “normal”, además del pequeño y antiguo cementerio ubicado un poco lejos del camino que lleva a la ciudad y cercano a la Mansión Sakamaki.*
*El cementerio,... un lugar sagrado y tétrico, compuesta de múltiples lápidas que resguardan los restos de aquellos que alguna vez vivieron. Las bellas y antiguas criptas, denotan el abandono por el recuerdo de la mente humana, hallándose rotas, cuarteadas y con el grabado borroso, olvidadas por el tiempo y con una historia que contar. Y ahí, en plena penumbra del solitario y olvidado sitio, se encontraba Kanato Sakamaki, el cuarto hijo de la familia Sakamaki, cuyo físico consta de unos orbes brillantes y cabellera de tono lila, piel blanca y tersa como el talco, llevando también, una formal vestimenta conformada por un chaleco de terciopelo, camisa blanca y pantalones negros sujetos por un cinturón marrón; portando en brazos, un osito de peluche. Sus tenues y pequeños pasos se lograban percibir en compañía de su melodiosa voz.*
- Are you going to Scarborough fair?, Parsley, sage, rosemary and thyme. Remember me to one who lives there … He once was a true love of mine
