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¿Por qué tengo que ser la tonta que atiende borrachos en disfraz?...
 
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Levantarse de la mesa supone que puede haber confrontación, pero sabe bien que tiene todas las de perder si llega el caso. Nada más lleva ambas manos a su espalda, y cabizbajo patea con desánimo y desamparo el suelo, pues parece que es lo más adecuado para convencer a la acompañante de la mucama.
— No no, yo debo disculparme. Aunque tuve demasiado miedo, creí que iba a golpearme. — Por cada verdad que sale de sus dientes, al menos dice diez mentiras más. Se toma la libertad de tocar la cabeza de la elfa salvaje y de atuendo sugestivo, y procede a sanar la sensación dolorosa... Como también acomodar un par de músculos de su cara, realzando sus facciones en aspectos estéticos más aceptados en el margen de la belleza. Más bien solo parece que tuviese la cara fresca.
— Listo, ahora la he sanado y es más bonita que antes. Tendré que cobrar este servicio en dinero o comida... — Declara cambiando su postura de inmediato a una severa, incluso si todavía su tono de voz es pacífico.
SW-User
Ehhh.....ehhhh... ¡N-no peleen por favor! — exclamó levantandose y abrazando a Kayley contra su persona, pues sabe que eso le calma — Por favor perdona a mi amiga. Es muy linda pero le cuesta ser un poco más refinada...
Los gestos de alguien así delatan dos cosas. Una, que es muy mal empleada, o dos... Que todo esto es una farsa. También está la tercera, donde revela que se trata de su primer día de trabajo y luego será la excusa que diga cabizbaja. De cualquier forma, solo va a mirarla con cara de tabla, y toma el menú sin fijarse que lo había abierto al revés, y tan solo fingía que estaba leyendo.
— Veamos... No sirven nada llamativo en el menú. Deberías recomendarme algo bueno, pero como no tengo dinero, te sanaré a cambio el dolor de cabeza. — Ya había dicho que haría eso gratis, pero ha cambiado de opinión. Actúa tan desprendido de esa afirmación anterior mientras sigue sentado en su acto de leer una cartilla al revés.
—¡Augh!— ¡Y ahora un tarado la atacaba! Eso era el colmo. La semielfa apretó el puño de la rabia, pero recordó que estaba en un papel incógnito y abandonó la mesa de Ryza para dirigirse hacia aquél que la había insultado. —¿Me permite su sombrero, señorita?— ¿No era eso lo que debía decir? Aunque fue un tono bastante cortés y servicial, incluso hizo una pequeña reverencia. —Ordena o vete de aquí, tonto.— Pero era falso. Colocó ambas manos en su cadera, esperando. Ya no quería jugar ese juego.
— Le salpica el té que llevaba en la bandeja. La recoge del suelo y se la arroja por la cabeza. — Si te duele, te sanaré gratis. Ya fue satisfactorio pegarte.
—¡Parezco tuti!— Hizo un berrinche y arrojó la bandeja al suelo.
SW-User
Porque te queda perfecto! Ahora di... "Me permite su sombrero, señorita?"

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