« Back to Album · Next »
La taberna estaba como siempre, llena de viajeros y borrachos, y ellos no eran la excepción, más esa noche su propósito no solo sería perderse en el alcohol y la compañía de las mujeres, Kayley entró buscando con la mirada a la chica que pretendía presentar a su compañero, ya que Liviet se había negado a acompañarlos esa noche al bisio.

—¡Ahí está! ¡Rayla, Rayla!— Alzó la voz la semielfa intentando que se escuchara por sobre las charlas nada discretas y las canciones de los bardos.
 
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
Dicen que en boca mentirosa la verdad se vuelve dudosa. Eso de que a simple vista notara sus extraordinarias y geniales habilidades sonó más como una mentira. La semielfa entrecerró los ojos antes de sostener el tarro de hidromiel con ambas manos para darle pequeños traguitos, sin apartar la vista de encima del hombre.

—No negocies con él, Rayla. Endulzará tus oídos para saquear todo lo que traigas encima y que sea útil.— Con su antebrazo limpió sus labios, antes de sonreír. —Pero no es mala bestia, nos ha salvado de unas cuantas. Podría decirse que si, quizás en una situación crítica no nos abandonaríamos los unos a los otros, y eso es decir bastante para un grupo de mercenarios.— Que todas las personas con las que había trabajado en el pasado habían terminado robándole o traicionándola. Además, lo necesitaban. Desde que tenían al misterioso Warlock en su equipo, los contratistas se interesaban más en el grupo.
 
Send Comment

Add a comment...
 
Send Comment