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La taberna estaba como siempre, llena de viajeros y borrachos, y ellos no eran la excepción, más esa noche su propósito no solo sería perderse en el alcohol y la compañía de las mujeres, Kayley entró buscando con la mirada a la chica que pretendía presentar a su compañero, ya que Liviet se había negado a acompañarlos esa noche al bisio.

—¡Ahí está! ¡Rayla, Rayla!— Alzó la voz la semielfa intentando que se escuchara por sobre las charlas nada discretas y las canciones de los bardos.
 
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Chocó la palma de una de sus manos contra la mesa, tambaleó el vidrio y la estructura, mas esto se trató de una expresión de excesivo contento, la sonrisa se manifestó en su rostro—¡¿Gartis!? ¡No se diga más! —incluso alzó un poco de más su voz, pero la aceptación fue instantánea, ¿no debería de ella sentirse feliz? Si supiera aquella híbrida dónde se metió...

—¡Vamos a pedir más alcohol y algo de comer! —la miró a Kayley con esa expresión de complicidad, mima empleada en el consumo de hongos y otra clase de estupideces que ponen en riesgo la dignidad—. Esto merece que lo festejemos y nos pasemos un poco del presupuesto.

En su mirada se omitió un obvio mensaje: «De todas formas, ahora podremos derrochar».

Tomaron una supuesta decisión sin tener en cuenta la "tercera voz". En ese momento a Gaikos no le interesó, pues su imaginación voló dada la milagrosa integración de la híbrida. Pareció estúpido, pero él realmente creyó que todo mejoraría con ella formando parte del grupo.
RaylaBriarwood · 26-30, F
Era preocupante que gastarán tanto en pociones pero Gaikokujin tenía razón, los sanadores cobraban demasiado y tenían una justa razón para hacerlo, regularmente los aventureros se arriesgaban más cuando había un sanador en el equipo lo que se resumía a tener que cuidar y mantener vivos a gente poco...precavida.
Kayley expresó inmediatamente su plan, Rayla se tensó un poco y dejó escapar una risa nerviosa al ser sujetada de esa manera. No es que no le pareciera esa idea pero no podía nombrar libremente su preocupación frente a un extraño. — No sé si tu amigo este de acuerdo con eso Kay...— Se sonrojó un poco y desvió un poco la mirada.
— En realidad sería muy útil. — pensativa añadió, su mano levantó su dedo índice. — Puedo preparar medicina con plantas, sanar con magia, puedo contrarrestar efectos venenosos y se cocinar muy bien. — fue levantando cada dedo, enumerando sus habilidades una por una. — Además no deben preocuparse por mi, se defenderme...así que no sería una carga. —
Esa cara de mamífero la conocía. ¿Qué estaba imaginando? Si su mirada fuese una flecha ya le habría atravesado un ojo. Pero no podía gritonearle ahí frente a Rayla, así que se limitó a intentar sonreír.

—¡Exacto!—Alzó la voz, mejor concentrándose en el verdadero tema importante de la noche. Sin pensarlo tomó la mano de Rayla, quedando ambas encima de la mesa. —Es por eso que creo que Rayla debería venir con nosotros, ha aprendido bien de su madre, así que es una de las mejores sanadoras que podrías encontrar en todos los reinos. ¡Y GARTIS! Podremos tomar quests más peligrosas sin temor de que se nos gangrene algo, y ganar más oro y prestigio.— Era un excelente plan en el que todos ganaban. Para que no se pusiera nerviosa, apretó ligeramente la mano que sujetaba, desviando su mirada hacia su amiga por un breve segundo.
Se permitió imaginar a una Kayley chiquita. Esta no era tan diferente a como en el presente, solo que su temeridad era justificada por la estupidez propia de la edad y no aquella que es intrínseca a su persona. Llorona, insoportable e increíblemente ridícula con un chongocornio o un par de trenzas, propias de niña malcriada; dicha combinación casi provocó una carcajada, mas logró ahogar esto con un largo trago. Tras tragar, pasó de la desgracia a la gloria, ya que imaginó a la madre de Rayla, dándose libertades libidinosas, claro que esto no le hizo desviarse de la conversación, pero mantuvo una expresión plácida , especialmente al contestarle a la rubia—. Usamos algunas pociones y evitamos problemas que no podemos solucionar, ya sabes —omitió a la responsable de que ambos viviesen, él era igual de imprudente, estaban vivos de milagro—. Los servicios de un sanador son muy caros, no podemos darnos ese lujo —agregó al encogerse de hombros.
RaylaBriarwood · 26-30, F
Sin decir palabra alguna los escuchaba con atención, historias increíbles debían tener de sus aventuras pero no sabía cómo pedirle que le contarán algunas. Cuando le trajeron el nuevo tarro de hidromiel lo miró por un momento, ni siquiera había terminado el que empezó antes de que Gaikos y Kayley arribarán. — Todo lo que necesito lo consigo aquí, sería más fácil hacer negocios con los locales. — sonrió para el viajero antes de tomar su tarro y dar pequeños tragos. — Es bueno saber que son buenos amigos, Kayley siempre se lastimaba en misiones y mi madre con frecuencia tenía que curarla. Espero al menos ya sea más cuidadosa. — No lo dijo con mala intención, fue desde la inocencia de sus recuerdos que ventilo dicha información.
— Al menos espero que uno de los dos sea bueno tratando heridas...— juntó sus manitas a la altura de su pecho mostrando preocupación. — Es peligro salir por ahí sin artes curativas. —
Dicen que en boca mentirosa la verdad se vuelve dudosa. Eso de que a simple vista notara sus extraordinarias y geniales habilidades sonó más como una mentira. La semielfa entrecerró los ojos antes de sostener el tarro de hidromiel con ambas manos para darle pequeños traguitos, sin apartar la vista de encima del hombre.

—No negocies con él, Rayla. Endulzará tus oídos para saquear todo lo que traigas encima y que sea útil.— Con su antebrazo limpió sus labios, antes de sonreír. —Pero no es mala bestia, nos ha salvado de unas cuantas. Podría decirse que si, quizás en una situación crítica no nos abandonaríamos los unos a los otros, y eso es decir bastante para un grupo de mercenarios.— Que todas las personas con las que había trabajado en el pasado habían terminado robándole o traicionándola. Además, lo necesitaban. Desde que tenían al misterioso Warlock en su equipo, los contratistas se interesaban más en el grupo.
Dulce malicia que hizo efecto en ambas, aprovechó ese momento de caos emocional para expresar dicha maldad en sus labios; lamentablemente no pudo festejar mucho dado al pellizco y al verse obligado a sentarse frente a ambas.
¿Cómo se conocieron? Bueno, pudo decir la verdad; que él las extorsionó y luego las arrastró a un lugar muy peligroso, pero en su mente resonó esto: «Wenamichoinasama... », mas claro, musitar eso en voz alta era peligroso, así que prefirió ser escueto—. Simplemente coincidimos en la taberna, buscaba alguien habilidoso y Kayley me dio esa impresión —no mencionó a Liviet, fue cauteloso al nombrar a alguien ausente—. Tuvimos éxito en una mazmorra y como nos complementamos bien, decidimos formar equipo—habló despreocupado, movió sus manos al son de su voz—. Conseguimos algunas interesantes ahí, ¿negociamos luego? Por ser tan adorable y amiga de mi GRAN amiga Kayley, seré muy generoso, ¿qué te parece? —al final rio, era un chiste, pero eso de que era amigo de la otra.
RaylaBriarwood · 26-30, F
Las palabras de aquel viajero resonaron en su cabeza. ¿Kayley no dejaba de hablar de ella?. Su corazón pegó un brinco lleno de alegría, el color carmín invadió sus mejillas resaltando al instante debido a su piel tan clara. Sin embargo antes de poder agregar algo la semielfa se adelantó a pedir una ronda que rápidamente Sarah comenzó a preparar. — ¿Vivir juntas? — Su mente se quedó perdida divagando, soñando despierta en lo hermoso que eso habría sido, sujetó con sus dos manos el pequeño tarro que tenía el frente y suspiró profundamente. — E-Eso...— reaccionó parpadeando un par de veces. Seguramente pareció demasiado tonta al decir eso en voz alta.— Mientras Kayley se volvió diestra en el arco, yo me volví experta en el conocimiento de las plantas y artes curativas. — Sonrió al hombre removiendose un poco en su lugar. — ¿Que hay de ustedes?, ¿Cómo se conocieron? — pregunto a Gaikos moviendo sus pies los cuales colgaban de la silla, apenas sus puntas tocaban el suelo.
¿Pero qué estaba diciendo ese insensato? Una expresión de tremenda confusión en su rostro, y sin embargo no lo pudo contradecir, pues quizás no era lo más inteligente reclamar que era mentira que decía que ella era así de bonita. Solamente carraspeó e intentó desviar la conversación. —Bueno, bueno, ahora que ya se conocen, ¿qué tal si pedimos algo de beber?— Se movió pasando detrás de Gaikos, a quien dio un pellizco en el brazo antes de dirigirse a la silla que estaba junto a Rayla.

—¡Sarah! ¡Una ronda de hidromiel!— Le indicó a la mesera, que de inmediato asintió y comenzó a preparar su orden. La semielfa colocó ambas manos sobre la mesa, entrelazadas. —Y contestando a la pregunta que me hiciste antes, Gaikos, Rayla y yo solíamos vivir juntas.— Dijo sin pensar, pero de inmediato se corrigió. —¡No juntas, juntas! ¡Quiero decir, que ambas nacimos en el mismo clan!— Y se habría golpeado en la frente de no pensar que se vería tonta.
Arrastrado por ella, en un principio se mostró molesto, mas este falso malhumor mutó a una expresión más seria cuando ocurrió el afectuoso encuentro entre ambas; le hubiese encantado ser un espectador lejano para invadir la mente de ambas en ese momento.

No tuvo tiempo, debió romper con esta cara reflexiva para sacar el lado más despreocupado, elevó un poco su capucha para desvelar su rostro y algo de su cabello albo, le sonrió con ánimos amistosos—. Es un gusto —las manos se encontraron, la frialdad mortuoria de él contrastó con la excesiva delicadeza de ella, eso no pudo durar demasiado, pero él concluyó que era totalmente diferente a Liviet o Kayley—. Si me lo permites, eres mucho más hermosa de lo que Kayley ha dicho en lo que llegábamos hasta aquí; no dejó de nombrarte en ningún momento —exageró y quiso incomodar a la otra, cuando la describió por primera vez, ella le dio muchas armas para molestarla, él las utilizó sin pudor frente a Rayla.

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