Hizo un ligero gesto, ¿y en realidad iba a confiar en un psicópata que aparentemente reinaba sobre un montón de súbditos psicópatas que disfrutaban llevando criaturas a su muerte y perdición?...

PUES SI.

Era mayor el cansancio por el largo viaje y el hambre que sentía, a fin de cuentas, ya elaboraría un plan sobre la marcha si terminaba metida en un problema. —¡Si hay cerdo asado acepto! ¡Gracias por su hospitalidad, majestad!— La semielfa hizo una reverencia un tanto exagerada, propia de alguien poco y nada acostumbrada a tratar con la realeza. Dio unos pasos para acercarse a él, a fin de cuentas ella era demasiado linda como para terminar como un tonto goblin.

Ese bosque era terreno desconocido, pero explorar no era ningún problema, le agradaba descubrir misterios y quién sabe, quizás podría encontrarse a una linda ninfa por ahí... quizás se distrajo demasiado pensando cosas bastante inapropiadas, pues no se dio cuenta de que sus pasos la dirigían a un lugar peligroso sino hasta que escuchó esa voz grave y el galopar de un caballo que se acercaba a ella.

—Woah!— Paró de golpe y trastabilló ligeramente, obligándose a recuperar el equilibrio, entonces se giró hacia el hombre que le hablaba. —Son unos psicópatas. ¿Y qué pasa si una inocente niña como yo se acerca a su jardín de la muerte?— Cruzó los brazos, como si realmente estuviese ofendida, viendo ahí la oportunidad de estafar a ese noble. —Tendrás que compensar la experiencia traumática de algún modo.