- Lleno sus pulmones de aire y lo solto en un suspiro resignado. Entro a la iglesia a traves de un marco sin puertas. Era una suerte que ya casi era el mediodia, pues la luz le permitia ver peligrosos hoyos en el suelo de madera, que dejaban ver a poca distancia un suelo lleno de insectos. Camino sin molestarse en disimular el rechinar de sus pasos en ese fragil suelo, mirando a su alrededor. Sus ojos se detuvieron al centro de un par de escaleras que se unian al final de la sala, bajo un vitral en ruinas. Ahi, sentada en la barandilla de madera estaba una jovencita de pelo negro. -
- Neil quería ir, y dudó unos momentos, pero después le pasó al pequeño, que curioso acarició el hocico de Arslan. Con ello pudo descansar los brazos, así que los dejó a sus costados. Notó movimiento a lo lejos y pudo ver a Lysander detrás de una columna, al pendiente. Sus hombros se sintieron más pesados, ya casi se acercaba la hora de la comida, seguro las Hermanas no tardarían en llegar con los ingredientes. También tendrían que pescar más tarde... Había tanto trabajo, tantas bocas que alimentar... Pero ahora Leo estaba aquí. Podía cargar tal vez el doble de su peso, y esa habilidad que tenía con la tierra... Era demasiado valioso. Por favor, que no sea una trampa, que quieran ayudar. Tal vez hace años estaba llena de resentimiento, de orgullo, pero cuando no fue la única con hambre, eso ya podía irse al carajo. Alzó su barbilla orgullosa recordando su papel, el verdadero. - Los Telemanus están del lado de los Bellstone, te conviertes en un traidor al llamarme Alteza. ¿Lo sabes?
