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- Los ojos del recepcionista casi se salen de sus cuencas cuando pagó el precio de la habitación con un gordo rubí en bruto. Así, salieron de la posada y se encaminaron por las calles siguiendo al bullicio matutino, que seguro iba al mercado. Aunque momentos antes había sonreído y conservaba un aparente buen humor, en realidad sus zancadas eran rápidas, severas, y entró a la primera armería decente que pudo encontrar. La razón por la cual estaba armándose era para prepararse para lo que vería, y para no cometer de nuevo el msimo error al dejar morir a su Princesa. -
 
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KarlHeinzLeopold · 61-69, M
- El golpecito le hizo gruñir, pero como un buen caballo avanzo en la direccion que le indicaba su jinete. La brisa corria por la vegetacion descuidada y muy crecida, abriendose paso hacia la iglesia. Era un terreno muy ventajoso para un escondite, y arriba lo estaba exponiendo. Se arrodillo ante la entrada, bajandolo. Aun no habia rastros de nadie. - Baja, te podrian sacar un ojo con una flecha.
 
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