─ Creo que recordaría el rostro de mis aliados aún si pasaran siglos... pero cómo puedo saberlo si te ocultas de esa manera... ─ Dejó dicho; aquellas palabras salen de sus labios con contundente firmeza, los detalles del recién llegado no hacen más que levantar una estela de duda para del guardián, quién dentro de sí mismo se cuestiona ¿cuál será su próximo movimiento? ¿Acaso se trata de nuevos enemigos?. Con esa elegancia que le caracteriza delante de cualquiera procede a su encuentro, dirige sus pasos con total serenidad aunque expectante; sus azules ojos atrapan ese brillo que de el contrario emana, mostrando la perfección de esos detalles sobre su rostro. Una mirada enmarcada bajo su ceño que no denota emoción alguna, pero que puede dejar muy en claro su mensaje ─ Dime... ¿A que has venido?... Las visitas no son comunes aquí, al menos que seas uno de los demonios que buscan mi cabeza... ─
—Pero fuiste tú quién me habéis dejado entrar a vuestro mundo. Su voz parecía un susurro aliciente, una brisa frágil que se perdía al interior de aquel recinto, descubriendo su rostro, liberado su tez de la sombra del anonimato. —Ha pasado mucho tiempo. Culminó bajo la premisa de un incierto, dejando ver la palidez de su rostro, mientras a su paso, pequeños brotes de lirios blancos concurrían a su lado, adorando su llegada, venerando su existencia. —¿Ya te habéis olvidado de mí?
@Nier D Aley: — Todo lo que resulta ser misterioso e inentendible para la mente lo es, la cuestión aquí es el criterio con el que cada uno interpreta ese significado... pueden tomarlo desde muchos puntos de vista, sin embargo para cada ser todos son errados — aquel hombre de vistosas vestiduras, sienta su mirada sobre el ente oscuro, aquel desconocido que a paso lento se abre espacio dentro de su recinto — ¿No le parece mas cortes pedir permiso antes de entrar a la casa de alguien...? —
—Pero la curiosidad despierta acontecimientos inusuales. Replicaría la sombría figura que se guarecía bajo la capa oscura que ocultaba su rostro, describiendo un paso firme hacia la entidad quien lo recibía en su hogar.
