Se encontraba practicando una forma de uso, del blandir el sable con cuidado hasta que oyó la sorpresiva voz, quizás Kairavana se había dado cuenta antes que él humano que habitaba, pero su mirada amable se tradujo como un agradecimiento amable.

━Muchas gracias...━asintió con cuidado, mientras que revelaba la forma del arma━ Es el sable de mi padre, sería un honor poder probarlo.

━(𝐂𝐚𝐜𝐡𝐨𝐫𝐫𝐨 imbécil) ━respondió a la vez, pero su mirada se mostraba afilada, depravada y malévola. Uno de sus ojos brillaba en un cían violáceo, su voz sonaba profunda y desoladora ante el demonio. ━(¿Ponerme a prueba a ti? De rodillas ante a tú 𝐒𝐞𝐧̃𝐨𝐫.)

Y sonrió, negando, mientras que con una mano blandía el arma. Sus rodillas se flexionaron suavemente, en posición de batalla.

Podía sentir el olor que desprendía aquel ser frente a él. No era un humano tal cuál, pero tampoco parecía ser un demonio por completo. Quizá lo que le resultaba interesante era el hecho de que le recordaba a él mismo; un ser mestizo, aunque en su caso sus rasgos demoníacos parecían haber tomado mucha más posición sobre lo humano, tal cómo lo remarcaban sus garras largas, sus orejas en punta y sus pupilas en punta.

— Es la primera vez que veo una hoja cómo esa. ¿Qué tal si te pongo a prueba? — Exclamó con cierto deseo de hacerse posesión con el arma que empuñaba el ser frente a él.