↝ Supergirl┋ ❝─SᴜᴘᴇʀGɪʀʟ ɪs ᴡʜᴀᴛ I ᴄᴀɴ ᴅᴏ, Kᴀʀᴀ ɪs ᴡʜᴏ I·ᴍ.❞ ➳『 Rᴏʟ Pʟᴀʏᴇʀ ✧』
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JB1535635 · F
—No voy a hablar sin mi abogado presente —Jenna desvió la mirada en dirección a la periodista. Una pequeña sonrisa se perfiló en su rostro y Jenna volteó en dirección a otro de los detenidos:— Tienes razón, casi y siento el poder al decir esa frase, algún día la volveré a utilizar, gracias —ella, haciendo buenas migas con otros criminales. Aquel se encogió de hombros y asintió con la cabeza, en un tácito «te lo dije» que la rizada se perdió, porque su atención regresó con la periodista—. ¿Ya se andan haciendo cargo de todo el desastre? —preguntó con curiosidad, esperando que la asociación ya hubiera llegado al lugar para limpiar sus destrozos. Sin embargo, aquella expresión en el rostro de la contraria le indicaba lo contrario. La reencarnada chasqueó los dientes con cierta decepción.
Jenna podría jugar un rato con la periodista, dar vueltas y vueltas en alguna historia inventada hasta que la misma se diera cuenta de lo que estaba haciendo; sin embargo, había algo en su presencia que le parecía familiar. Claro: Adam Lou. Aquella le recordaba al hombre con las mejores intenciones en el mundo y los principios más benevolentes. Al contrario de la creencia popular, jugar con personas así era aburrido. Buscaban ayudarte y volverte a un camino del cual no guardabas anhelo alguno.
La muchacha se volteó y se sentó en el suelo, cruzando las piernas y apoyando las palmas en el suelo—. ¿Qué hay por decir? Había una horda de demonios reuniéndose por ahí y cuando me acerqué por curiosidad, todo se alborotó. Mandé a algunos de nuevo abajo, pero no terminé de sellar todas esas gigantescas grietas por las que estos salían y ahora... —esta vez, la molestia se coló en su tono de voz acusatorio— toda esa gente ignorante que está allí va a ser la bonita presa de estos monstruos —la reencarnada se encogió de hombros en su lugar y, atrás, el otro detenido soltó un grito de apoyo, como si estuviera completamente de acuerdo que un par de manzanas fueran consumidas por oscuridad y demonios.
Jenna soltó una risa seca.
—En fin, ¿tienes toda la información que necesitas, guapa? —en el mejor de los casos, aquella tomaba sus cosas, a su perrito y salía de allí así como, entre líneas, Jenna le recomendaba hacer. En el peor, no le creía y pensaba que estaba jugando con ella. Y ojalá estar haciéndolo, pero por más maldita y aburrida que se encontrara, Bane no le deseaba el mal absoluto a cualquiera solo porque sí. Quizás habían excepciones a esa regla, pero la reencarnada sabía que no era culpa de los mortales comunes y corrientes estar en el lugar y momento menos indicados. Su mirada azul sostuvo la contraria en un silencioso intento para que sus palabras cobraran más peso y honestidad a la percepción de la contraria. «No seas tonta y escúchame» también le pedía conforme enarcaba una de sus cejas con impaciencia. Frustración que se mostró cuando insistió:— ¿Y bien? — ¿Qué vas a hacer?
Jenna podría jugar un rato con la periodista, dar vueltas y vueltas en alguna historia inventada hasta que la misma se diera cuenta de lo que estaba haciendo; sin embargo, había algo en su presencia que le parecía familiar. Claro: Adam Lou. Aquella le recordaba al hombre con las mejores intenciones en el mundo y los principios más benevolentes. Al contrario de la creencia popular, jugar con personas así era aburrido. Buscaban ayudarte y volverte a un camino del cual no guardabas anhelo alguno.
La muchacha se volteó y se sentó en el suelo, cruzando las piernas y apoyando las palmas en el suelo—. ¿Qué hay por decir? Había una horda de demonios reuniéndose por ahí y cuando me acerqué por curiosidad, todo se alborotó. Mandé a algunos de nuevo abajo, pero no terminé de sellar todas esas gigantescas grietas por las que estos salían y ahora... —esta vez, la molestia se coló en su tono de voz acusatorio— toda esa gente ignorante que está allí va a ser la bonita presa de estos monstruos —la reencarnada se encogió de hombros en su lugar y, atrás, el otro detenido soltó un grito de apoyo, como si estuviera completamente de acuerdo que un par de manzanas fueran consumidas por oscuridad y demonios.
Jenna soltó una risa seca.
—En fin, ¿tienes toda la información que necesitas, guapa? —en el mejor de los casos, aquella tomaba sus cosas, a su perrito y salía de allí así como, entre líneas, Jenna le recomendaba hacer. En el peor, no le creía y pensaba que estaba jugando con ella. Y ojalá estar haciéndolo, pero por más maldita y aburrida que se encontrara, Bane no le deseaba el mal absoluto a cualquiera solo porque sí. Quizás habían excepciones a esa regla, pero la reencarnada sabía que no era culpa de los mortales comunes y corrientes estar en el lugar y momento menos indicados. Su mirada azul sostuvo la contraria en un silencioso intento para que sus palabras cobraran más peso y honestidad a la percepción de la contraria. «No seas tonta y escúchame» también le pedía conforme enarcaba una de sus cejas con impaciencia. Frustración que se mostró cuando insistió:— ¿Y bien? — ¿Qué vas a hacer?