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↝ Supergirl┋ ❝─SᴜᴘᴇʀGɪʀʟ ɪs ᴡʜᴀᴛ I ᴄᴀɴ ᴅᴏ, Kᴀʀᴀ ɪs ᴡʜᴏ I·ᴍ.❞ ➳『 Rᴏʟ Pʟᴀʏᴇʀ ✧』
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JB1535635 · F
─────La sala de detenidos, noche.

Para cuando entendió lo que estaba pasando, se vio obligada a levantar las manos. Las luces la molestaron y entre el aturdimiento del enfrentamiento, las órdenes de las autoridades y el presentimiento que algo peor iba a suceder, Jenna fue capturada. De todas las veces que debió ser capturada, quizás esa era la menos indicada. La rulosa había dejado el trabajo a medio hacer. Estaba claro que los desastres que había dejado a su paso no jugaban a su favor: cráteres en el suelo, grietas de anormal tamaño y autos destrozados. Era todo un crimen, pero uno que, a ojos de la reencarnada, era apenas la punta del iceberg. Cosas peores iban a desatarse. Hacer entender esto a un grupo de policías, sin embargo, era inútil. Todo lo que ellos podían ver eran los destrozos. Bane no los culpaba, pero tampoco era una fanática de esa ignorancia.

Al menos si los periodistas llegaban más rápido a ese desastre y lo transmitían, la asociación llegaría y, con suerte, podrían minimizar el desastre. Mas no desaparecerlo por completo, eso era tarea de la rizada que no tuvo mejor idea que intercambiar uno de sus anillos plateados con un gorro naranja de otro detenido que estaba en la misma sala. Lo más seguro era que este fuera robado; sin embargo, era bonito y era todo lo que a Jenna le importó cuando se lo colocó encima y se acercó hacia los barrotes de esa bonita sala. Asomó su cabeza entre los fríos metales y cruzó una mirada con uno de los guardias:— ¿Y qué pasa si quiero ir al baño? —aburrida. Estaba aburrida y Jenna aburrida era sinónimo a ella buscando a quien molestar o hacer perder sus cabales. El guardia no cambio su rictus, pero ella juró ver un resplandor de molestia en esa mirada. Sonrió, ya casi midiendo la tolerancia del ajeno—. Hablo en serio, ¿me esposan y me llevan? ¿Cómo me bajo los pantalones? ¿O eso también hacen ustedes? Porque, por lo menos, primero un café, ¿no?

Y mientras ella se encontraba ahí, agotando la paciencia de un pobre mortal, afuera, allá donde la rizada había dejado un desastre de grandes proporciones, el suelo tembló. Como si se tratara de un tímido temblor que solo cubrió un radio de tres manzanas. Duró apenas tres segundos, pero fue todo lo que las grietas y cráteres necesitaron para acentuarse más en el pavimento. Las grietas se extendieron. Los cráteres se hundieron más. El tiempo empezó a hacer una cuenta regresiva. Pero esto, por supuesto, pasó desapercibido al ojo ignorante y miedoso a lo desconocido, Es decir, al del mortal promedio.

Pero no al de Bane, que lo sintió ahí en su interior. Sintió cómo cada grieta se abría. Cómo cada cráter se hundía más en la tierra. Desvió la mirada hacia la salida de ese lugar y murmuró:— ¿Qué es lo que hacen que siguen ahí? —porque juró contar cada latido alrededor de ese desastre. Juró sentir cómo estos se transformaban en el catalizador de algo oscuro que empezaba a precipitarse hacia la tierra de los vivos. Ignorantes, idiotas y, ¡para rematar!, sin remedio. Eso era todo lo que Jenna podía decir conforme se sentaba cómodamente en el suelo esperando ya el desenlace de ese desastre o... bueno, cualquier cosa. Por todo lo que le concernía a ella, se podría traer el infierno a la tierra y ella seguiría sentada en ese suelo de esa sala de esa comisaría. Con un bonito gorro naranja, importantísimo resaltar ese detalle, eh.