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Nunca te rindas. ¡Siempre camina hacía adelante!
 
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SW-User
(...) — Rengoku-san, prometo pagarte este favor en este momento. —
Llamo entonces a las 4 niñas que se encontraban esperando tras la Pilar, quienes, tras ver la situación entendieron que era momento de lucirse. Una pequeña tomó de la mano al mayor, guiándolo a la habitación donde ya tenían listo una mesa y algunos aperitivos. La segunda retiro el haori del Pilar del Fuego, indicando que lo repararía en un dos por tres, y finalmente, Aoi y la ultima pequeña entraron rápidamente, con diversos platillos para agradecer por el esfuerzo realizado. La alegría por parte de las habitantes de la finca de las mariposas era palpable en el ambiente.
SW-User
(...) Pasaron las horas, concentrada en los preparativos para procesar aquel veneno que le había llamado tanto la atención. Aunque había pasado un tiempo considerable, fue tal su concentración que la joven apenas sintió había pasado media hora. En un instante que se dio para descansar, alcanzó a escuchar unos pasos fuertes recorrer aquel terreno. ¿Acaso seria él? Rápidamente salió de aquella habitación, para encontrarse al fin con su compañero. ¡Lo había conseguido!
Antes de acercarse a tomar su preciada flor, notó las condiciones en las que el Pilar había vuelto. No haría un gran escándalo al respecto. Extendió sus manos para recibir aquella caja, confiando ciegamente en que el contenido de esta venia intacto y en perfectas condiciones.
(...)
SW-User
No podía sentirse más afortunada en este momento. No sólo seria capas de conseguir aquella flor antes del tiempo que creyó, podría ir ella misma. Si no que uno de sus compañeros, al que consideraba de los más diligentes dentro de la orden, se haría cargo de la pequeña encomienda. Claro, sabía que buscar aquella flor seria un problema, tanto por el terreno dónde se da, cómo por la poca cantidad que existe. Después de todo, ¿Cuántas flores pueden darse en la nieve? Y siendo una planta tan pequeña…

Y así cómo el Pilar del Fuego se retiró a cumplir su misión, también Shinobu se retiró a su finca, necesitaba preparar todo lo que necesitaba para trabajar con aquel veneno en cuando recibiera el material, y de pasó dar instrucciones a las pequeñas del lugar. Debían estar listas también para agradecer cómo corresponda a Rengoku ante su regreso.
(...)
KR1561319 · M
[code]Las horas pasaron rápidamente y aquel astro yacía ocultándose. La cálida y anaranjada luz se mostró en esa grácil despedida, dando pie a un oscuro firmamento que no tardaría en alumbrarse por el millar de estrellas que acompañaban a la luna.

Como prometió, Kyojuro fue veloz en regresar. Se adentró en la Finca de las Mariposas con calma, portando pequeñas rasgaduras en su vestimenta. No les había prestado atención, por lo que se acercó a Shinobu sin mostrar preocupación.

¡Aquí tienes! Una pequeña Lágrima del Cielo.

Entregó la pequeña caja. Bastaba con observar el contenido para ver un excelente trabajo, pues se había tomado completamente la molestia de no arrancar la flor, sino de desenterrarla para mantener intactas las raíces.[/code]
KR1561319 · M
[code]Negó con un movimiento de su cabeza. Todos los detalles e imágenes se habían almacenado perfectamente, además de que no quería estropear el libro que se veía ya bastante antiguo. Era preferible que su compañera mantuviera esa pequeña reliquia a su disposición por si necesitaba refrescar los conocimientos adquiridos.

Obtuvo lo que pidió y escuchó atentamente, manteniendo su intensa mirada sobre la pequeña caja. Sus manos desentrañaron el frágil desconocimiento, abriéndola y revisando cada detalle que poseía.

UMU. Déjamelo a mí. ¡Prometo no tardar más de la cuenta!

Respondió con esa voz, completamente sonora y firme, que era común en él. Cerró la caja y la guardó dentro de sus ropajes. La mantendría a salvo para poder completar el encargo. Y, de esa forma, se retiró tras despedirse.[/code]
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(...) — Veras, el interior esta protegido, así que cuando encuentres la flor, trata de meterla con nieve para que la mantenga fresca, la nieve no se derretirá. Si puedes extraer la flor con todo y raíz seria maravilloso. —
Hasta dónde pensó, no le tomaría mucho tiempo al contrario de cumplir con su encomienda, así que podría trabajar con el material mas fresco posible. Nada podría salir mal, después de todo, un pilar se encargaría de todo.
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— ¡Siempre tan amable! ¿Necesitas llevar el libro contigo? —
Observó al varón, manteniendo una sonrisa en su rostro en todo momento. Si bien ya era costumbre suya, en estos momentos era una expresión sincera. Siempre que entablaba alguna conversación con el Pilar del Fuego, su actitud positiva le hacia sentirse deslumbrada. Si no fuera por él, seguro le tardaría aun más tiempo poder adquirir el dichoso material.
— ¡Que bueno que lo mencionas! Efectivamente, necesita un medio de transporte adecuado. —
Sacó entonces de entre sus ropajes una pequeña caja de madera, entregándola a su compañero casi al instante.
(...)
KR1561319 · M
[code]JAJAJA. No te preocupes, Kocho. Ayudarnos entre nosotros es natural.

Su excesiva energía podía ocultar lo intuitivo y observador que era, por lo que bastó con dar un par de vistazos por encima para recordar cada característica que poseía dicha planta. Asintió una vez que memorizó todo y sonrió con esa intensidad indescriptible en él, correspondiendo a la emoción que se vivía en esos momentos.

Tendré que tener cuidado para almacenarla y traerla lo más pura posible. ¿Tienes algún frasco que sirva para esa función?

Su mirada se centró sobre el rostro de su compañera, sintiéndose conforme con esa sonrisa; era suficiente para él. La codicia era algo que no se mostraba en su personalidad, aunque terminaba aceptando los obsequios por simple cortesía. Aún así, esperó a recibir respuesta porque desconocía si la planta podía ser guardada entre pequeñas hojas de plátano como el resto de flores.[/code]
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(...) Le mostró entonces a su compañero el libro nuevamente, dónde, en una de las páginas incluía un dibujo y características de la flor, haciéndola fácilmente reconocible con esta información. La emoción se notaba en la sola voz de Shinobu, ansiosa por poner sus manos encima de aquel veneno y mejor aún, probarlo. De sólo imaginarlo, no podía dejar de sonreír.
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Escuchar la reacción positiva del contrario ante su propuesta, inundo de alegría a la joven. Definitivamente encontrarse con Rengoku era una buena señal. Finalmente podría intentar elaborar aquel veneno. Chocó las palmas de sus manos, dando un solo aplauso para expresar su dicha.

— ¡Rengoku-san! ¡Muchas gracias! Prometo compensarte por la molestia, no dudes de ello. —

Y efectivamente, si bien pedía el favor, reconocía que el ingrediente podría llegar a ser algo problemático para encontrar y debía pagar por el esfuerzo y tiempo del Pilar del Fuego, más si este usaría su tiempo libre.

— Veras, lo que necesito que consigas es una flor. Pero sólo florece en las montañas nevadas del norte. Según esto, la flor ayuda a potenciar otros venenos para mayor eficacia. —
(...)

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