— A eso se le llama impaciencia, Bladie. Veo que tanta presión te ha mantenido nublado. Aun así, no hay nada que podamos hacer, no mientras él no nos diga el siguiente paso. ¿O es que acaso desconfiás de sus palabras? — Tras esa pregunta, Kafka dirigió su mirada por un instante en el joven, generando un aura un tanto amenazante entre ambos.
— Fufu... No tomes todo tan en serio, al menos no por ahora. Ya llegará el momento indicado para que demuestres tus capacidades. Estoy segura de que no nos decepcionaras en absoluto. — Regresando la mirada hacia la luz que atravesaba las cortinas de la habitación, cruzo ambos brazos, y continuo con lo suyo.
— Hm, el problema no es el sigilo ni la impaciencia, es simplemente que no me agrada usar mi tiempo en estar quieto y sentado. Sabes bien que soy bastante mejor para encontrar información en la ciudad, o acabar con objetivos. ¿Acá encontraremos alguna pista para más fracciones de Stellaron? —
El varón se posó frente a la ventana sacando silenciosamente un cigarrillo de uno de los bolsillos de su chaqueta, encendiendo el mismo para así soltar una pequeña bocanada de humo, notándose como sus ojos se dilataban al tiempo que una sonrisa se mostraba en sus labios.
— Hace mucho tiempo no sacío mi sed de batalla, Kafka, claramente estoy deseoso por saber más. Sería bueno ir a dar una vuelta. —
La cazadora de Estelaron parecía estar más que acostumbrada al sigilo de su compañero; tal era así, que en ese instante parecía no inmutarse ante los cuestionamientos provenientes del mismo. Manteniendo la mirada fija hacia las luces reflejadas a través de las cortinas, conservando su habitual sonrisa serena y actitud sosegada, cruzo ambas piernas, mientras tambaleaba una de ellas de manera relajada.
— Oh, Bladie... Siempre eres tan impaciente. Tienes que aprender a llevar las cosas con calma, o de lo contrario, podrías afrontar los mismos problemas que Silver Wolf tuvo recientemente. ¿Acaso estás aburrido? Recuerda que apenas estamos comenzando. —
En aquella obscura habitación donde habían decidido hospedarse en alguna estación espacial algo lejana del sistema principal, se pudo notar como las luces luminosas y neón se filtraban a través de las cortinas de aquel cuarto obscuro. Observando a Kafka sentada, silenciosamente como si él fuese su sombra, la silueta delgada y de cabellos largos cuyos ojos carmesí parecían brillar bajo la penumbra de aquella noche, apareció notándose apenas gracias a aquella luminosidad.
— Kafka, ¿Ha habido palabra alguna de Silver Wolf o la base? Me estoy poniendo algo inquieto de estar encerrado en este lugar. — La voz del varón profunda pero suave, notándose como mordía suavemente su dedo índice, asomándose su colmillo al tiempo que de modo algo silencioso mordisqueaba aquella falange.