Lo lamento señorita, no sabía de que generó es la persona a cual el pequeño estaba esperando. <sonríe de medios labios> Nunca dije que soy un Ángel y ni no me comportó como uno, si me preocupó por un niño, no significa que soy Ángel.... <gira su mirada hacia al pequeños y le sonríe amable> Esta bien pequeño, vete con ella... yo me voy por mi camino, espero verte de nuevo... no quiero problemas. Cuidate.
Jun se ruborizó en cuanto la mujer tomo su mano. El joven era reservado y el contacto le tomó por sorpresa. -A-Ah...S-Sylk-sama...
Aunque se hallaba apenado, también sintió miedo en cuanto notó el estado de ánimo de Sylk. Pensó en intervenir pero agradeció el asunto terminara pronto.
-¡Sí! -Asintió con nervios y se dirigió hacia el hombre-. Señor, gracias por preocuparse nuevamente. Yo...me tengo que ir.
Se dio la vuelta y emprendió paso con Sylk, solo para sobresaltarse por aquel beso . Agachó la cabeza con las mejillas aun más encendidas. No iba a replicar, solo continuó con ella en silencio.
— Buen día Jun. — Toma la mano del chico con cuidado entrelazando sus dedos con los de él mientras escucha todo lo que el hombre está diciendo en su rostro un notorio cansancio ante aquel monólogo moralista. — Mi nombre es Sylk y en todo caso sería señorita. No "señor" y segundo...nadie se compra el cuento del buen samaritano. Deja de actuar como un ángel, es tan servil. —
Un extraño olor a muerte y una presencia maligna empezó a emanar de Sylk, pero así como inició, así acabó.
— En fin. Hoy me acompañarás a hacer unos cuantos negocios. — se dio la vuelta con Jun para seguir su camino agachándose a besar la nuca del chico mientras caminaban , observando de reojo al hombre.
<cuando llega la tercera persona, mira al adulto y luego saluda con respeto> Buenas tardes señor. Encontré al chico solo y estaba un poco preocupado por él. ¿Eres tú quien lo está cuidando?
¡A-Ah! ¿S-Sylk-sama? No...Yo.. -No alcanza a responder y la caricia así como el beso encienden por completo sus mejillas-. ¡Ujum! Señor...Estoy bien. La persona que esperaba llegó.
Seguro que te estoy hablando. <dice en voz baja> Mi nombre es Daisuke. Encantado de conocerte. ¿A quién estás esperando? <cuando el niño mira hacia abajo, se inclina un poco para poder mirarlo a los ojos> ¿Está todo bien?
Una mujer de casi 1m80cm, pantalón y blusa negra, con un claro aire de autoridad saldría de la nada, colocando su mano en el hombro del dulce chico y luego dando una suave caricia en su mejilla al estar más cerca.
—No te pongas nervioso. Te aseguro que el señor no tramaba nada malo.
Le tomó de la mano, entrelazando sus dedos con los de él y le dio un beso en la frente, observando a los ojos al señor mayor.
¿E-Eh? ¿Me habla a mí? Yo...solo esperaba a alguien. No se preocupe por mí, s-señor. Muchas gracias -Desvía los ojos con timidez abrazando un poco más fuerte la mochila contra su pecho.
