¿Quién diría que llegaría a sentir de nuevo este agradecimiento porque el aire de madrugada me bese el rostro, y la Luna continúe inundando mis pupilas? Que podría volver a sentir la noche como un remanso de calma y un tiempo para la poesía. Que vería al firmamento y podría reconocer en cada estrella una esperanza...