— "Menudo imbécil. Pobrecito..." — Se decía a sí mismo el Rey Ezhno en lo más profundo de su oscuro ser al escuchar la respuesta del contrario, aunque desde el exterior parecía observar a su homólogo con absoluta atención, manteniendo su seriedad en el rostro.

Aquello era la oportunidad perfecta para llevar a cabo el plan alternativo en sus objetivos de dar con la Isla de las Maravillas y, al mismo tiempo, manipular a su antojo a ese monarca, usando el amor que este sentía por su protegida. En el fondo, sintió lástima por los amantes al ser jóvenes e inexpertos, pero no iba a perder todas esas circunstancias, las cuales iban a estar por completo a su favor.

— Si estás tan seguro de ello...No soy nadie para evitar algo que surgió entre ustedes. Y no...No tienes que dar tu vida por su amor. Soy bastante comprensivo, Juo. Si tus sentimientos por ella son sinceros, lo aceptaré...Y también aceptaré una alianza con tu reino, si te parece. La felicidad de Ketzaly, también será la mía..