Sabía que eso iba a alterarla, respiró y se levantó para tomar la taza de Anya y dejarla sobre la mesa para posteriormente tomar sus manos dando caricias suaves a su dorso. —Ella tiene que confiar en ti, después haremos nuestra vida sirviendo a ella para buscar protección. Ella no nos controlará, no es esa clase de persona. Es muy narcisista y cruel para alguien de su tamaño eso sí...pero este tiempo que he estado con ella me ha demostrado que es realmente diferente a ellos. Por favor Anya...confía en mí. ¿Si? —
A diferencia de ella, que se encontraba confiada, Anya frunció el ceño. —¿Cerca y vigilada? ¿Es acaso algo diferente de lo que nos hacían antes?...— Desvió la mirada, su humor había cambiado por completo, había empeorado. Su cabeza no paraba de punzar pero no dijo nada al respecto, aunque el sonido de la taza en el pequeño plato la delató, pues su manos empezaron a temblar.
Tomó la taza de café y sonrió en agradecimiento, probablemente la primer sonrisa que le ofrecía desde su reencuentro. —Porque Eris pudo hacerlo antes, metí la nariz averiguando cosas que según yo la conectaban con la organización, estuve equivocada. Eris es alguien que odia aquellos que quieren tener control sobre ella y eso nos da cierta ventaja. Me pidió que te presentará ante ella, si te siguen a ti me seguirán a mi y en conclusión quiere tenerte cerca y vigilada. — Confesó antes de dar un trago al café y suspirar. — Aún recuerdas como me gusta. Gracias, Anya. —
Con cuidado sirvió el café en ambas tazas, y volvió a acercarse a Jiin, ofreciéndole la que estaba endulzada, mientras la escuchaba sentándose a su lado. —¿Está bien que confíes en alguien tan ciegamente? ¿Cómo sabes que no va a traicionarte o a venderte? Sabes lo persuasiva que la organización puede ser...— Anya veía como enemigos a todos los que no eran ellas dos. Tenía que tomar sus precauciones.
Tenía razón, era cuestión de tiempo para que las encontrarán. Siguió sus movimientos con su mirada y asintió. —Tuve que decirle todo..."Ya lo sabía" me contestó. Dijo que ahora le pertenecía y que nadie se metía con los suyos. Si alguien tiene el poder y capacidad de detener a la organización, es Eris. No estoy tan oxidada como parece. He mejorado, por algo te enviaron bien preparada. —
La paranoia ni siquiera vale la pena, puedes estar segura de que nos van a encontrar. -Se apartó, dirigiéndose a la cocina del departamento para tomar un par de tazas, el café estaba listo.- Espero que tu jefa tenga tanto poder como dices. Y que tus habilidades no estén oxidadas por vivir como una princesa en vez de una asesina.
-Niega con su cabeza y baja su mano lentamente antes de volver a tomar asiento, tomando la misma posición de antes sin dejar de observar por la ventana. - No quiero eso, es solo que...me resulta difícil bajar la guardia. Estoy mas paranoica que se costumbre.-
