(...) tendrás todos los caprichos y gustos que alguien pueda desear, justo como con mis hombres y mujeres cuando hacen un buen trabajo en el campo de batalla. Excepto claro, tendrás algunas ventajas por sobre los otros considerando la naturaleza de tu existencia y la propia. —

Aquello no lo hacía sólo por el agrado y gusto que sentía a por aquella entidad tipo liebre, si no también porque sabía que si el lazo entre convocado y convocador se deterioraba ambos peligraban, este tipo de contratas dejaban pequeños hilos entre las esencias espirituales de ambos, completamente amarrados, y si estos se rompían podían causar estragos en él y sin duda causar que ella desapareciera de nuevo, pues era Jarrus quien la anclaba al menos en cierto modo a esta realidad.

— No te conozco, Yerazig, sólo sé partes y fragmentos de tu pasado por el enlace que existen entre convocador y eidolon pero he de admitir que siempre estoy preparado. No todos desean una segunda oportunidad. —

Era sin duda un hombre precavido, pero el enlace entre convocador y convocado se hacía sentir firme, había una extraña lealtad de seguro Yerazig eventualmente lograría ver las cosas que nadie más sabía, cosas que sólo su madre supo. Aquello le intrigaba y preocupaba un poco, sin embargo eso también significaba que él lograría a ver ese pasado que ella tuvo. Un lazo mutuo, profundo, intrínseco. Era difícil para el asocial Jarrus aceptar algo así, pero la intriga ante la esencia de la convocada le permitiría continuar con ese contrato.

[c=#6060BF]—... Sin embargo como convocador he de decir que no abusaré de semejante enlace sin ninguna necesidad, necesitaré tu fuerza si estás lista para enfrentar retos tanto mentales cómo físicos. Pero a cambio en la

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—Sea lo que sea que haya sucedido en antaño ya no importa más mujer, puesto que ha acabado la era de la que vienes, y si tuviese que adivinar debería de decir que muy posiblemente los huesos de los hombres alrededor de la runa tallada en esa piedra ... Son los hombres que mataste antes de que fueses encerrada en la misma cual sello. —

Una vez que el remolino de polvo y energía que ella causó se detuvo ella pudo ver la enorme forma de aquel varón de cabellos purpúreos, su rostro completamente impávido y serio mientras aquellos rubíes que tenía por ojos en ocasiones, pues cambiaban a amatista de vez en cuando se fijaron en ella, un hombre al menos 2 metros y medio, era quizá obvio que no era un humano. Sus pasos calculados sin embargo cuando dijo.

[c=#8F60BF]— El pasado ha acabado y soy yo, Jarrus Stormhand el autor del ritual de tu liberación. Ya he aprendido el mismo y es usual que el de sello sea igual, por ende si inten

En ese instante la obscuridad comenzó a girar y girar alrededor del varón como si fuese un tornado de sombras, y aquel que usualmente no se inmutaba frunció su entrecejo apretando sus labios. Detestaba cometer errores pues perfeccionista era, y se alegró que nadie le estuviese viendo en ese instante haber convocado sin querer a alguna entidad, ¿Será algún ser poseso? ¿Un diablo? ¿O algún más caótico? La verdad era que se mantuvo listo, quizá no había sido un error si no el destino.

— Hm, seas quien seas, no te conviene atacarme... Supongo que he traído a alguna entidad extraplanar por ende he preguntar, ¿Cuál es el precio? ¿O es a caso que buscas libertad como yo? —

Preguntó esto con firmeza y seguridad, era claro que no tenía temor, y esto quizá le ayudaría para negociar, y si no pudiese tendría algunas runas listas para jugar a su favor.

En aquel momento en lo alto de una de las montañas donde alguna vez vivió una tribu de Goliaths aparentemente exiliada y de ciertas propiedades mágicas, los pasos de aquel hermoso hombre de musculatura poderosa y largos cabellos purpúreos y ojos de color amatista. Llevaba varios días investigando el lugar, ni había llamado a Bjorn porque sabría que este es el tipo de misión que le aburría, por lo que le dejó en la cantina e inn más cercanos.

Había pasado un par de días investigando, descubriendo cosas, y entonces llegó a un lugar donde los viejos huesos de los Goliath caídos se encontraban en lo más alto de aquella montaña. Con su enorme mano sacudió un poco el polvo y entonces encontró varias tabletas de piedra, leyendo el contenido de una de esas algo sucedió....