(..) Un hombre que aprendió que quedarse en la montaña no es una excelente idea para aquellos que desean ampliar el conocimiento más allá de esos altos picos. En este desierto, aparentemente muerto y hostil pude sentir la presencia de una luz incandescente, una que me hizo caminar lejos de esa oscuridad metafórica que es caminar sin un sentido verdadero. —

El varón mostró una elegante sonrisa, sus dedos se entrecerraron en un suave puño, no pareció hostil, solamente excéntrico, para así dar un paso confiado hacia el frente para ver sus reacciones y añadir.

— La pregunta es que si como las sirenas tu canto es fácil y lleno de decepción y engaño o... Esa luz es realmente una que pueda llevara una iluminación más allá que sólo física, si no mental. —

— Pensaba que simplemente me encontraba perdido, pero tal parece que mi instinto Arcano me guió lejos del camino a seguir. Lejos de enviarme hacia la salida más cercana, deseó alimentar el exquisito deseo de saciar mi sed de conocimiento...—

Dijo con suma elegancia el encapuchado mientras la tormenta comenzaba a volverse poco a poco más fuerte, no al punto de enviarle a volar o cegarle, quedaban algunos minutos antes de que esto se volviese así, por lo que bajó ese sombrero dejando que colgase de un cordoncillo ondeándose detrás de su cabeza completamente encapuchada y vendada, su cuerpo con ropajes de tela delgada y algo apegados a su musculoso cuerpo, mientras continuaba sus palabras de ese modo levemente estoico y sereno, calculador y elocuente también.

—Y al parecer mi instinto no se ha equivocado, caballero, mi nombre es Jarrus Stormhand, una vez Shaman de una tribu lejana de climas completamente adversos a estos, y ahora...

(...) de vista a la hechicera. Sabe como podría ubicarla, y para ello, fue necesario llevar sus manos al pecho y proyectar la energía de su astro hacia las afueras como si fuera un radar, incluso sus hebras tomaron una tonalidad albina de las que pocos serían sus espectadores hasta... que una nueva presencia tomó protagonismo a la distancia.-

Hm... Nayla no querría ver esto, pero tenemos un invitado.

-Hasta su capa azulada emanó un destello. Los granos intentaron acercarse más al moreno, pero fueron repelidos por una enigmática fuerza que ni lo rozaron, pero su alma, seguía buscando respuestas del paradero de su dueña. Su mirada buscó a la del forastero, con mucha desconfianza, pero no por ello, dio vista en menos a su propia cordialidad, pero ponía en jaque a su interés.-

Muy buena tarde. ¿Qué hace por estas tierras tan agresivas por la naturaleza?

-Siempre es una novedad para la bruja y el fetiche surcar los mares de sequedad y arena, donde ven la fertilidad en lo baldío, y el poder donde nadie lo ve. Son los ojos de lo que la gente ignora o confunde con lo irreal, pero los pies de ellos se guían por el gran instinto de energía que son su fuente de existencia y hambre de conocimientos interminables.

Para la pareja ya es un asunto más que zanjado y recorrido en cuánto a los yermos se trata, pues la sequía los azotó en tiempos de complejidad, y para ellos, se ha hecho costumbre y hogar caminar entre la infinidad del sol. Pero no es ello lo que compete su presencia, sino la búsqueda de los conjuros más tenebrosos y eficaces para tener al mundo de rodillas, y para el constructo, aquellas hierbas que se esconden entre las cantidades colosales de sequedad, siendo maravilla única para el chamán de las estrellas.

Su cabellera oscura se zarandeó por sus hombros pétreos, deteniendo su paso por unos instantes, y así perdiendo (...)

[...] Su sed arcana le había llevado por instinto hacia un lugar de dónde provenía una esencia misteriosa, y ahora que había perdido el rastro de Bjorn confiaría en que sobreviviera ante semejante reto, mientras él aparentemente debí sobreponerse a uno.

Sin ningún tipo de miramiento o duda a pesar del terrible clima o ambiente, sus pasos lentos pero firmes y seguros a pesar del poderoso viento arenoso continuaban gracias a su tamaño. Sus dedos sostuvieron su sombrero, mientras los de la otra mano bajaban la tela cubriendo su rostro.

ー Es en esta dirección, esa parsimoniosa esencia arcana ... ¿Qué podría estar causándola? ー Se dijo para sí mismo.

Cubierto de pies a cabeza esta vez con ropajes negros y apegados a su cuerpo e inclusive su rostro también cubierto hasta la nariz, una "sombra" de gran tamaño se movía por los áridos parajes de aquellos territorios dónde estaba aparentemente comenzando a supurar lo que se consideraría una ventisca fuerte que era preámbulo a una violenta tormenta de arena. Todo aquello ocurría mientras su hermano, justo en esos territorios se llenó la cabeza con la idea de ir de cacería a por un dragón.

Pero algo inusual sucedió, a pesar de su idea de rastrearle aquel que siempre llevaba ventaja en supervivencia se encontró perdido, quizá ilusiones que pasaron por sobre su fuerza de voluntad lograron hacer que el rastro de Bjorn se perdiera, y sin embargo ante aquellos juegos del destino entendió que eso no fue lo que sucedió.

[...]