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SW-User
Hacía mucho tiempo que no pisaba ese lugar. Ironwood ya no era el niño que jugaba a los soldaditos que había conocido en su juventud gracias a su hermano, él era ahora un General de bastante prestigio en Atlas. Los años habían sido más crueles con él que con cualquiera que hubiese conocido en tiempos mejores. Su rostro se notaba preocupado todo el tiempo, más ahora, por la seguridad de quienes estaba obligado a proteger.
Los ojos carmesí de Raven le miraban desde donde estaba, delante de su elegante escritorio, de pie, pues se había negado a tomar asiento. —Si fuera un hombre listo, es lo que exactamente habría hecho. Pero ya sabemos el final de la historia.— Que evidentemente no lo era, porque estaba muerto. —Qrow prometió que me darían algo a cambio de lo que yo les di, y hasta ahora, no he visto mi recompensa.— Entrecerró los ojos ligeramente, casi amenazante, cuando el hombre dijo 'los de tu tipo'. Si había algo que podía hacer rabiar a Raven Branwen, era que la consideraran una alimaña.
—Y yo me niego a intercambiar pistas con los que no pretenden beneficiarme a cambio. No soy uno de tus buenos ciudadanos.— Se acercó al escritorio, apoyando ambas manos sobre éste, esta vez le miraba más de cerca, como si le asechara. —Pero puedes pagar la información que le di a mi hermano hace años. Que ustedes sean idiotas y la hayan desperdiciado no es mi problema. Y en realidad, el costo será algo muy simple para un hombre de recursos como tú.—
Los ojos carmesí de Raven le miraban desde donde estaba, delante de su elegante escritorio, de pie, pues se había negado a tomar asiento. —Si fuera un hombre listo, es lo que exactamente habría hecho. Pero ya sabemos el final de la historia.— Que evidentemente no lo era, porque estaba muerto. —Qrow prometió que me darían algo a cambio de lo que yo les di, y hasta ahora, no he visto mi recompensa.— Entrecerró los ojos ligeramente, casi amenazante, cuando el hombre dijo 'los de tu tipo'. Si había algo que podía hacer rabiar a Raven Branwen, era que la consideraran una alimaña.
—Y yo me niego a intercambiar pistas con los que no pretenden beneficiarme a cambio. No soy uno de tus buenos ciudadanos.— Se acercó al escritorio, apoyando ambas manos sobre éste, esta vez le miraba más de cerca, como si le asechara. —Pero puedes pagar la información que le di a mi hermano hace años. Que ustedes sean idiotas y la hayan desperdiciado no es mi problema. Y en realidad, el costo será algo muy simple para un hombre de recursos como tú.—