El rumor sobre el robo de las respuestas del examen comenzó a circular con discreción. Al parecer Jaella no era la única que quería obtenerlo, y cada noche que salía a merodear detectaba a alguien distinto, así que volvía a su habitación.
No podía rendirse, tenía que robarlo. Su hermana podría ser buena con la teoría, pero ella era una bruta. Obtener una nota baja significaría decepcionar a su hermana, a sus padres... Tomaría el riesgo.
Descalza y armada emprendió ese día su misión, y tras forzar la cerradura de la sala de maestros al fin logró entrar. No obstante... El cajón estaba vacío; alguien llegó antes.
Oh no, no se iría sin su premio. Registró sigilosa la academia, alguien tenía que estar despierto. Finalmente cuando encontró pasitos avanzando en la oscuridad se lanzó encima.
