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[i] — Una suave sonrisa apareció sobre los labios de la joven hechicera. Sabía claramente la respuesta, a pesar de todo, tenía en cuenta que ambos se importaban. — [/i]

Lo sé, John, si soy sincera también me importas bastante, ya sabes... Incluso si no estamos juntos, siempre estaré aquí para lo que necesites.

[i] — Acerca su copa llena a su boca, dándole el primer trago —[/i]

[center]Los detalles corrieron a cuenta de mi amiga Zatanna, mas dudo sea un tema de sorpresa. Incluso si la magia no está bajo mi control, reconozco la habilidad y la experiencia cuando la veo.[/center]
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[center]Constantine. ¿Verdad? He escuchado sobre tus peripecias demoníacas.[/center]

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[i] — Observa como se llena la copa de vino, mientras miraba detenidamente se percató de la etiqueta de este y sonrió suave, era el favorito de la hechicera.

Aún con la mirada fija en la copa, la recibe en su mano, mientras le recibía escuchó el comentario y alzó la mirada hacia el — [/i]

John Constantine, ¿estás diciendo que aún te importo a pesar de ... todo?

— ¿Uh? ¿Quién eres tu?

—La mujer de cabellera dorada se giró inmediatamente que el hombre profería apenas palabras, desaliñado por sobre todo se veía el hombre con esa barba corta, la mujer posó ambas manos en sus propias caderas, ladeando esta ligeramente mientras sus ojos estudiaban todo su perfil, entonces cayó en cuenta, más de los expedientes del enmascarado de Gotham le hicieron caer en ese nuevo visitante—

— Constantine... Oh, Zatanna me habló de ti. Caigo entonces en presentarme, aunque parece que ya de mi presencial conoces nombre, un placer

[i] — Se ríe suavemente al escuchar la acción de John, sabía cómo animarle.

Observa los platos, con la intención de cortar el pastel, la pelinegra dijo unas cuantas palabras al revés, haciendo que él mismo se cortara en pedazos iguales — [/i]

Es... reconfortante utilizar la magia para cosas simples, como esto.

[i] — Con los cubiertos dejó un pedazo para cada quien — [/i]

Gracias.

—Le cubrió la boca y de nuevo se aseguró que nadie lo escuchara. Al mago no se le daba bien la discreción hizo mucho confiando en él asi que solo suspiro y lo dejó respirar nuevamente, siguió abrazandolo por el hombro — No solo hablo de Kory, Tsk... deberiamos dejar el tema