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JB1535635 · F
[...]

Sin que ambas se dieran cuenta, una aurora boreal empezó a formarse arriba en un firmamento que pasaba de los tonos cálidos a los fríos de la noche.

¿Qué podían significar auroras boreales y una enorme posibilidad de muerte en una ambientación de Tierra de Osos?

Myrcella no tenía la más mínima idea.
JB1535635 · F
[...]

... en la superioridad de unos frente a otros.


Con la misma sonrisa aún en su rostro, Myrcella volteó en dirección al gruñido. Fue la primera en notar cómo la figura de un animal se revelaba entre la maleza del bosque. Y la estaba observando.

La princesa retrocedió sin darle la espalda al animal, el ademán de recoger su vestido quedó en el aire cuando sus manos no sujetaron tela alguna y la expresión de disgusto no tardó en cubrir todo su rostro:— Al menos no es mi rostro el que va a desfigurar.

¡Qué alivio! Solo se trataría del rostro de Jenna y de toda su integridad que se encontraba en peligro, porque entre todas las identidades que podrían haberse hecho paso hacia la realidad, la ganadora había sido Myrcella. Myrcella la que sabía utilizar tijeras para abrir cuellos y desatar Pestes Negras cuando el peso de sus acciones venían a pasarle factura.

[...]
JB1535635 · F
[...]

Porque había algo mucho más fuerte que la reticencia de un eterno para cooperar en su sano juicio: los vínculos que trascendían el tiempo y espacio. Myrcella recordando a Sebastian era el farol que Zhar necesitaba para descifrar la identidad actual del susodicho, y así mover sus piezas con una maestría en la manipulación digna de alguien que la había practicado desde hacía tantos castigos en el Infierno.

Pero, por suerte, frente a la muchacha se encontraba Sally, así que no era momento para espantarse... todavía.

Sostuvo el frasco y lo observó con una ceja enarcada, antes de devolvérselo con cierto decoro:— Mi nombre es Myrcella LaLaurie y no tengo ninguna intención en beber eso, a menos que lo hagas tú primero sin desfallecer en el proceso. A saber lo que Jenna haya planeado esta vez. — La convicción de LaLaurie era digna de alguien que sentía que podía decir lo que quisiera como si se tratara de la última palabra, vamos, hija de Reyes que había crecido creyendo...
JB1535635 · F
Myrcella adoraba las aventuras.

Si había algo interesante que prevalecía entre todas las vidas del recipiente de Samael era que la aventura siempre sonaba como la mejor proposición, sin importar el contexto en el cual se encontrara. Probablemente era la manera predilecta para agotar esa inmesurable energía que guardaba en su cuerpo. La princesa ladeó el rostro delicadamente de derecha a izquierda, embriagándose de lo que las rodeaban y cuando devolvió su mirada hacia la pelirroja, sonrió:— Extrañaba tanto los bosques, Sebastian me enseñó a recorrerlos, me aconsejó y así fue como aprendí a llegar a su cabaña. Recuerdo su sorpresa cuando aparecí en su portón una noche. Sorpresa que pronto se transformó en algo mucho más íntimo y delicado que solo él compartía conmigo cuando la noche se extendía ante nosotros.

Información.

Tan peligrosa, delicada y primordial. Zhar habría estado completamente complacido de escuchar las historias de Myrcella.

[...]
S1563990 · F
[3/3]

(que se convertiría en moretón) estaba bien.

Aunque bien es un término relativo cuando diste un salto entre historias y ahora estaban en un mundo ajeno, con una muchacha que apenas era ella misma y al parecer era la representación viva de Fragmentado, y otra muchacha que tenía la cabeza en los pies, porque Sally era bastante distraída.

Respiró hondo, levantando su torso para sentarse en la inmensidad de la naturaleza. Se escuchaba un río a lo lejos. Volteó a mirar a Jenna, que no era la misma Jenna, y le tendió el frasco azul. —Tenga, su majestad. ¿Cuál es su nombre? Porque Bannena no es —respondió, con su acostumbrada amabilidad.

Miró alrededor, buscando un indicio de salida de aquel lugar. Debían encontrar la puerta que las arrastrara de vuelta, era fácil. Sólo tenían que hallar la trama principal del mundo en el que sean que estaban y volver sanas y salvas.

Esperen... ¿eso había sido el gruñido de un oso?
S1563990 · F
[2/3]

termina con su vida.

Vamos, lo normal.

Así que en términos de experiencia, tenía experiencia. Sólo que Jenna ya había tomado su mano y no había un retorno en ello. Buscó con desesperación a su alrededor, localizando el frasco azul en uno de los estantes del librero que estaba a su espalda y con una desesperación ansiosa, la pelirroja se estiró cuanto pudo para saltar y tomar el frasco, sin soltar la mano de la rizos y, al mismo tiempo, soportando la electricidad que recorría su cuerpo con cada convulsión. Lo último que vio fue la portada de la película de Tierra de osos y Sally se esforzó por pensar en cosas bonitas.

Hasta que cayó al piso.

Trayéndose a Jenna.

Y el piso desapareció.


Cuando pisaron tierra firme de nuevo, el bosque las rodeaba. Tenía ramas y hojas entre las ondas rojizas, pero fuera de un golpe en el brazo...
S1563990 · F
Si hablamos de experiencia tratando con regentes, princesas, damas de compañía y alta aristocracia de los años mil setescientos a mil ochocientos... Sally tenía experiencia. Demasiada experiencia.

Una vez, hace meses, estaba viendo la nueva serie en Netflix de la Emperatriz, que retrataba la historia de la rebelde Elisabeth, enamorada del emperador Francisco cuyo amor terminó trágicamente por las envidias, los engaños y los malosentendidos. Una reina que sufrió porque no quería ser reina y sin embargo había terminado siéndolo. También hablaban sobre los inicios de Napoleón, el último emperador regente francés de México y... basta. Sacudió su cabeza. El punto es que vio la serie y, a mitad de un sorbo a su café cargado, las convulsiones llegaron y terminó cayendo a mitad de la alcoba de Elisabeth... mientras ella estaba vistiéndose, sola. Fue un momento mágico porque conoció a una de sus grandes referentes, pero al mismo tiempo vivió una aventura sin igual que casi

[1/3]
JB1535635 · F
[...]

Era la mano de Jenna. El rostro de la reencarnada. Los mismos ojos azules y la misma sonrisa que apenas había asomado antes de decirle lo que necesitaba.

Y, sin embargo, se trataba de Myrcella.

Sí, Zhar iba a estar complacido con las lecciones que estaban surtiendo excelente efecto en la reencarnada. La capacidad de poder traer identidades pasadas no era imposible, solo difícil y peligrosa.


—Si no es ahora, mejor sigue buscando lo que te pedí.
JB1535635 · F
La reencarnada quiso advertirle a la pelirroja que todo eso no se trataba de un simulacro o de un episodio de migraña por visiones poco placenteras. Porque las visiones empezaban a ir más allá que solo dejarla transpirando y con todos los nervios de punta. Al final, Emilia había tenido razón y las lecciones en Alois eran útiles. Solo que nadie sabía que el recipiente de Samael estaba recibiendo otro tipo de lecciones. Zhar había sido transparente con lo que quería sacar de ella.

Y Jenna le había prometido que se lo daría.
Al igual que el mismo infierno cuando acabara con él.

Bane no pudo articular palabra cuando fue consumida por completo, cerró los ojos, respiró hondo y cuando volvió a pestañear, observó a la extraña con curiosidad. — Me gustan los secretos. — Había entusiasmo en su tono de voz. Un brillo diferente en su mirada.

Aquella tomó la mano de la contraria sin pensarlo mucho.

[...]
S1563990 · F
[2/2]

—... ¡Es importante! Es... es... —se relamió los labios, como si estuviera a punto de contarle un chisme jugoso por el que había esperado toda una semana. —Voy a mostrarte mi secreto. Así que, Jenna, dame la mano.

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