No se inmutó en lo absoluto, su mano permanecía firme más el sonido del crujir fue como el de un relajante masaje que le acomodó mejor la movilidad en su muñeca. — No solo eres ama de casa sino también una buena masajista. ¡Vaya que eres toda una caja de sorpresas! — Siguió sonriendo y riendo a carcajadas. — Así quedamos entonces, nos vemos mañana. ~ —
–No pudo resistir más, se apartó un poco y con su diestra le tomó de su muñeca para detener esas palmadas que estaba recibiendo. Ejerció demasiada fuerza en esa mano que pudo oír el crujido de esos huesos sonar, un sonido hermoso para ella.– Claro, mañana vendré, no se preocupe.
— ¡Perfecto! Entonces mañana te espero a primera hora. — Le siguió dando golpecitos en la espalda con atrevida confianza, pues bien sabía que ella no podría llegar a lastimarlo por más que quisiera.
–Apretó su puño derecho con rabia, realmente quería golpearlo porque sentía que uno estaba poniendo a prueba su paciencia pero no, jamás perdería contra alguien débil.– Claro, pero será otro día porque vine sin avisar y es mala educación eso.
Sonrió con confianza dándole un par de golpecitos en la espalda a la "ama de casa". — ¡Muy bien! Esa es la actitud que me gusta, sígueme es en un par de bloques. —
