—Ugh— Liz puso los ojos en blanco cuando le sonrió, intolerante del trato agradable que ahora parecía tener, después de haberle dado un susto con su pequeño truco. Nunca se había encontrado con alguien que realmente quisiera acabar con ella, así que le ponía más nerviosa su calma que su ira. — Bien, acepto una tregua, pero no te tocaré, no sé qué han hecho tus manos. —"Y mejor no correr riesgos", pensó.
—Espero pienses en mi oferta. — Ella retrocedió con los brazos cruzados, caminando de espaldas para mirarle en todo momento, desconfiada. Cuando tuvo suficiente distancia entre ellos, dio la espalda y se marchó, aliviándose el pitido agudo que le surgía al estar cerca de personas del "bien".
Sus ojos regresaron a la normalidad, le regaló una apacible y amigable sonrisa que más para tranquilizar, parecía esconder una segunda intención, es cómo si Jin hubiera leido la situación del momento. — No te preocupes, mis heridas aún no se recuperan completamente desde nuestra última pelea. — Se levantó del lugar dónde se encontraba sentado. — Así que por ahora te ofrezco una tregua. — Él extendió su mano diestra en gesto diplomático estando aún resentido por la fractura. —Pero estaré atento, vigilándote, ¿lo recuerdas? Soy tu fan número uno. —Lo mencionó con un tinte de sarcasmo.
Ella no veía lo que él, sólo achinó su mirada, fijándose como cambiaban de color, sin entender de qué se trataba esa magia, pero que sin mucho esfuerzo le hacía sentir incómoda, como una tensión en el aire; se preparó para huir o pelear. —¿Y qué? Lo de afuera es lo único que importa, Jin.
Echó un buen vistazo de abajo hacia arriba sobre la seductora figura de la mujer que le acompañaba. — Estás bien linda por fuera... — El color de sus propios ojos se tornó en ámbar, él seguía viéndola casi como si la estuviera juzgando. — Pero estás podrida por dentro. — Se refirió a la siniestra y maligna aura que emanaba la mefistofélica demonio.
—Mi beneficio es que no hagas algo tan horrible como eso, maltratando a una jovencita como yo, ¿no te enseñan a no maltratar mujeres lindas en tu templo? (?)
— En el templo donde me crié, se fabrican unas muy resistentes capaces de drenarte la energía que te robas de las víctimas que seduces. Podría pedir que la estilicen según tus gustos. Además ¿en qué te beneficiarías si renuncio a mi credo? — [?]
—Pero una cadena no me detendría, me gustan las cadenas y hay "almas inocentes" que les gusta sostenerlas, luego lo demás no es mi culpa. Pero mira, te prometo que si renuncias a tu religión, dejaré de matar gente de tu pueblo. (?)
— Al parecer la cadena se acomodaría mejor a ti, así evito que me vuelvas a fracturar la muñeca de mi brazo derecho y el plus es que se salvarían muchas vidas inocentes, creo que ese será mi regalo navideño. — [?]
