[code]Evidentemente maliciosa con sus rimbombantes y enormes pechos se recostó sobre su hombro y muy impúdica le tomó de las mejillas hundiéndole esos rosáceos cerezos labios sobre la boca ajena. Besándole la muy arpía.
Previamente, astuta y artera, Freia se había untado esos aterciopelados y jugosos belfos de una pócima que le enloquecería y volvería adicto a cualquier macho. Ambiciosa cumpliría con hacerse del ejército más poderoso y conquistaría el mundo. Ella tenía intensión de invadirle introduciéndole un parásito acaparador en su sistema digestivo y en el instante oportuno, las larvas proliferarían en conjunto con la digestión, paralizando todos los nervios de su añorado sirviente. Dejándole incapacitado para siempre y postrero en una condición bastante sometida.
—Hoy conocí a tu sirviente...~ Espero que seas distinto a ese salvaje y tú y yo nos entendamos bien.[/code]