pócima a través de sus poros mediante la transpiración. A esas alturas le era irrelevante el manchar sus elegantes prendas, era primordial la expulsión de tal solución dentro de él a cualquier costo.
Subía y subía, la temperatura corporal de aquel al que algunos denominaban leyenda, no demoró en alcanzar los treinta y nueve grados Celcius, en el que su frente brillaba en sudor, arruinando el cuello de aquella elegante camisa. Su respiración se aceleró al igual que sus latidos.
Pasaron no más de diez segundos desde que inició, ahora el lugar había ganado un olor tan nauseabundo que daba alusión a la fosa común, lugar donde cientos de cadáveres se descomponían indiscriminadamente. -Claro que es grave... madame... su osadía... no... vuestros métodos... carecen de elegancia y desbordan vulgaridad... Imperdonable.- Comentó pausado, comenzando a sentir una terrible jaqueca. No solo la toxina, también causándole una enorme molestia a dicho parásito en su interior.
"Maldita, insolente y tontivana mocosa..." Fueron las palabras que cruzaron su mente tras alejarla de su rostro, eran los primeros calificativos que cruzaron su mente ante la osadía de acercarse tanto y de una manera tan vulgar, era evidente que debía apresurar sus planes de purificación.
Frunció su entrecejo con recelo al mirarla, en un intento inútil de sobreponerse adormecedor efecto, la debilidad y agotamiento fueron las principales invasoras uniéndose a la incertidumbre y la impotencia. Era algo inaudito, imperdonable, pues podía sentir la alimaña moviendo las paredes de su interior, invadiendo los principales conductos, buscando dónde alojarse. Era repugnante.
Los discos dorados en su mirada comenzaron a irradiar un brillo amarillento y opaco, que junto a un aroma semejante a los huevos podridos inundó la sala paulatinamente, así como la temperatura corporal del nigromante comenzaba a ascender en un arriesgado acto por forzar la expulsión de dicha [..
[code]Súbitamente aligerada y de mejor humor después de haber obtenido el interior de un nuevo huésped, la enigmática criatura le observó callada, analizando y chequeando la vertiente del líquido espeso, rosáceo y viscoso bajando por una de las comisuras ajenas. La pomposa y despampanante pelirosa seguía usándole de asiento, sobre sus dos piernas bastante deshinbida e insolente la menor se inclinaba con la pretensión de seducirlo con su escultural figura.
—Solo he hecho una pequeña travesura~ No es nada grave.
Explicó y le ofreció una amedrentadora caricia en la comisura de los labios, limpiando con un barrido del fino pulgar, el residuo sobresaliente de su "interacción". Acabó por arrastrar esa gota de humedad al carnoso centro de los belfos ajenos, lo presionó suavemente y estimuló en círculos con su sedoso y erizado índice. Probablemente, iba a tener que bajarse a esperar que surta efecto su infección.[/code]
[code]Un rubor encendido coloreó sus dos mejillas al pequeña, sutil e inequívocamente inocularle esa maldita pócima por medio del grotesco boca a boca. Gustosa y desenfrenada le envolvía del cuello para que no pueda liberarse. Le estaba sumergiendo en un mar de sensaciones hipnóticas y alucinantes que el nigromante desconocía. Entre cada sorbo y succión, cada lubricada oscilación, cada humectante interacción iba anestesiándolo y extenuándolo en el proceso, llenándole el cuenco vacío de éxtasis. Su lengua empujaba hacia adentro la suya y le incitaba entre vibraciones a embeberse de ella hasta ahogarse en el orgasmo. Pero, bastó un arrebato del rubio para conseguir desprenderla de su nuevo aliciente. Un envolvente y chapoteante ruido húmedo llenó el silencio cuando ella le confrontó con una mueca irritada relamiéndose ruidosamente del segregado mirándole abiertamente con lascivia.
—John~ Sería conveniente que no te resistas a mi influencia. [/code]
[...] comentó pausado sin perder la compostura en su pregunta. Sus sentidos se hallaban en un alto nivel de sensibilidad, pudiendo percibir al parásito recorrer su interior. Tomaría un tiempo en comprender lo que sucedía, por un instante había bajado la guardia, sabía en lo más profundo de su ser que aquella súcubo disfrazada de mujer tendría tan sucias intenciones.
@Flαrє Ღ: Fuerte e inmóvil, como un roble que se levanta ante las mas fieras tormentas, se mantuvo aquel hombre de elegantes prendas, siguiendo con la mirada a tan provocativa dama que se tomaba gran libertad de establecer contacto con el mago, quien por un instante frunció su entrecejo expresando cierta incomodidad por el contacto ajeno. Nada personal, sólo no deseaba tanto contacto con su ser, ni siquiera sus aliados más cercanos tenían tal confianza de tocarle.
- Pero me cuestiono, señorita... - agregó el rubio caballero con una mirada tan gélida como el mismo Cocito. Tras aquel atrevido beso sosteniendo el rostro ajeno con su diestra, en un delicado aunque firme gesto, apartaría su rostro en un gesto de total desagrado y desprecio, aunque por un instante el adormecimiento de sus extremidades comenzaba a emerger aparentemente de manera inexplicable. Su mirada se mantuvo con el mismo semblante indiferente. - ¿Qué... haz... hecho? - [.
[code]Evidentemente maliciosa con sus rimbombantes y enormes pechos se recostó sobre su hombro y muy impúdica le tomó de las mejillas hundiéndole esos rosáceos cerezos labios sobre la boca ajena. Besándole la muy arpía.
Previamente, astuta y artera, Freia se había untado esos aterciopelados y jugosos belfos de una pócima que le enloquecería y volvería adicto a cualquier macho. Ambiciosa cumpliría con hacerse del ejército más poderoso y conquistaría el mundo. Ella tenía intensión de invadirle introduciéndole un parásito acaparador en su sistema digestivo y en el instante oportuno, las larvas proliferarían en conjunto con la digestión, paralizando todos los nervios de su añorado sirviente. Dejándole incapacitado para siempre y postrero en una condición bastante sometida.
—Hoy conocí a tu sirviente...~ Espero que seas distinto a ese salvaje y tú y yo nos entendamos bien.[/code]
Arqueó la ceja sin comprender su atrevimiento. Pero, no le dió vueltas al asunto ni siquiera algo de importancia. Si él era bendecido por su blanca e impoluta mano seguramente caería rendido, sometido y poseído ante su belleza que podía opacar a cualquier reina Afrodita. Estaba cansada y solo quería retozar en el ocio de la bebida. Su mano preciosa le tocó la mejilla con la embaucadora sonrisilla de una súcubo ardiendo en deseos impuros. Flotó como una subliminal fantasía sentándose en sus piernas.
—Ara, ara~. Yo no comulgo del mismo credo de una puta sumisa. Pero, sí, me gustaría que intimaramos más adelante...Lord~
@Flαrє Ღ: - Tiene razón, a veces la compañía resulta necesaria especialmente cuando se está con la indicada. - Desviaría su amarillenta mirada hacia aquella invitada. - Oooh... Parece que otra víctima de esos absurdos y sobre exagerados rumores ha venido a mi. Bueno, puedo mostrarte mi rostro más maduro si eso quiere.
[code]—Nada mejor que la buena compañía después de un largo viaje de reclutamiento. Cuando me hablaron de usted creí que era un anciano senil. ¡Pero, mírese! Tengo la fortuna de toparme con un mago bien experimentado. [/code]
