«Antes de la caída» Recuerda que estaba con sus compañeras de clase y amigas. Malas amigas, las únicas chicas que se podrían acercar a alguien como ella, tomando en cuenta su actitud de mierda y la poca habilidad que tenía para interactuar con otras personas. Sí, sus únicas amigas. No sabe como, pero terminaron camino a una tocata y, a sus 17 años, eso era lo más genial que podían hacer, especialmente para unas pseudo-rebeldes que estaban constantemente desafiando la autoridad de sus padres. Avanzada la jornada, luego de algunos tragos y bailes, luego de fumar marihuana
[...] seria se fijaba en la contraria, no podía decir si ella era mayor o menos que él, los americanos son raros.<
—No mucho... digamos que... un par de semanas.—Se notaba que su ingles era malo, se detenía mucho a pensar sus palabras—. Las fiestas son aburridas, es mejor cuando la ciudad es tu fiesta de todos los días.
Su mirada regresó a los demás que aún se esforzaban por mantener la fiesta viva, pero para el castaño ya era molesto que siguieran manteniendo algo que ya no es divertido.
Hace años atrás había viajado a America por petición de su hermano para ganar experiencia sobre el trabajo como vendedor de drogas, no se negó ya que fue una buena oportunidad para aprender ingles. Curiosamente apenas llegando lo invitaron a una fiesta los hermanos menores de los socios de su hermano mayor, entre varios "no" por su parte se lo llevaron en contra de su voluntad, no siempre le fue fácil manejar una multitud de personas y trataba de estar lejos de las personas amontanadas para beber con calma.
La fiesta llegaba a su climax por cada hora transcurrida, pero el alcohol aún no le lograba hacer efecto en su cuerpo, su mirada siempre buscaba a alguien, identificaba quienes eran personas vulnerables en ese preciso momento, incluso puede afirmar que las chicas que lo integraron a su grupo eran fáciles de engañar e incluso secuestrar, parecía raro que poco a poco estuvieran desapareciendo las demás hasta que se quedó con una, sintió que le tocaban la chaqueta y su mirada [...]
(...) y creer que eran invencibles, conocieron a ese sujeto; un extranjero, asiático para ser más precisos. Se notaba que no era de ahí, pero resultaba ser alguien encantador. Sin embargo, las chicas poco a poco fueron desapareciendo o quedándose dormidas mientras Chloe, que no había estado bebiendo tanto, se quedó un momento a solas con ese chico.
Por supuesto, a simple vista llamó su atención, encontrándolo atractivo. Tal vez por eso se esforzó un poco más en mantener algo de conversación con él.
— ¿Hace cuánto estás aquí? —preguntó acariciando sus brazos, el frío se estaba haciendo presente— Creo que esto se está volviendo aburrido... —comentó mirando a un lado, observando a la mayoría de los presentes dormidos o caminando fuera de esa plaza.
