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...familiares. —¡Hermano debes contarnos ! ¿Cómo fue tu viaje? ¿Cómo es Bryhamante? — demandó exigente, pasó a colgarse de su brazo entre risas que se le escapaban. Si bien le faltaba su más preciado tesoro, aún tiene al más importante. —Pero más importante... ¿Que me has traído? Abuelo ~— le encantaba retar al mayor con ese tipo de bromas. No cabe duda que es todo un pillo.
Escruto con sus rubíes cada gesto de su madre, descubriendo el dolor tras sus dulces palabras, pensó en cómo se sentiría si él se hubiera ido con su padre en vez de Sólveig. A él también le dolía, era como si hubieran arrancado parte de su carne, no eran gemelos pero lo parecían. En ocasiones incluso llegan a sentir cuando el otro esta mal. Suspiro tras la caricia de Odessa y se resguardó en su pecho, indefenso antes sus propios pensamientos, pues también le daba envidia en que su hermana fuera a pasar más tiempo con su padre. Quien para él era casi un ídolo.
Una voz familiar acompañó la escena, masculina, dejando ver el paso de un niño a un mundo más grande. Se asomó entre los brazos de su madre y le sonrió a su hermano mayor. —¡Khaled, has regresado!.— siguió los pasos de su hermano hasta ya tenerle lo suficientemente cerca, yendo del resguardo de su madre hacia el mayor, embistiéndolo cariñosamente. —Lo sé. Nuestra Sól nunca dejará de brillar .— repartía sus miradas entre sus...
— Ella no es débil, Hymir. Sé que eras apegado a ella, tanto como yo nunca lo seré. Pero al igual que tú, comprendo por lo que pasas. — Soltó el frívolo aldhar. Se dispuso a sujetar sus hebras albinas y se dirigió con su madre hasta finalmente estar tan cerca de ellos. Khaled había dejado de ser afectuoso, pero por su familia, él podía ceder. —Él tiene derecho a verla. — Sentenció mirando al menor, e intentando transmitirle su paz y entendimiento. Aunque por dentro también se desconcertaba, si bien era cierto, la Aldhar rubia era la más unida a Razador, tanto que desde su nacimiento ella mostraba gusto por la cultura de él. Suspiró, para acariciar la mejilla de su madre con tacto tal, tan dulce. Un Khaled más maduro, y esperaba que el tercer príncipe así lo fuera pronto. — Tranquila.—
El mayor a los hermanos, estaría en Bryhamante. Estudiando con el monarca de allá todo tipo de artes y el valor de los reinos; cumplir la agenda de ambos reinos y tratados, eran lecciones extras que disfrutaba, en el soberano de dicha tierra había encontrado un extraño lazo del que careció por mucho tiempo, o hasta que Erundur lleno el vacío por igual, ahora ese tema le era indiferente. Pero al regresar a Palacio e ir hasta los aposentos de su madre no pudo evitar escuchar; Sólveig, su Sólshi se había ido con《Él》. Algo en su pecho se removió, un repiqueteo que nunca antes experimentó. Abrió la puerta, y lo que encontró no fue más que una escena tierna, que le recordó a su no lejana infancia. Una vez más, culpaba a su figura paterna de la efímero sentimentalismo de su madre. [...]
Odessa · F
[code]y que ella nunca dejará de ser tu hermana al igual que Khaled. —su voz se notó afectada, mas respiró hondo, manteniéndolo acurrucado en su pecho. Hymir era esa contra parte de Sol, tan cercanos en edades pero tan diferentes entre si; amaba con el alma a su pequeño, tanto como a Khaled y a Sólveig, a quien había tenido que dejar ir a las tierras de su padre, era algo imposible de evitar, aún el dolor le mancillara cada noche.[/code]
Odessa · F
[code]Sonrió de sólo escuchar esa dulce voz llamándole, y enseguida se ubicó a un costado de la cama hasta tomar asiento junto al pequeño. Ahí, dedicó tenues caricias a sus rubias hebras hasta descender a sus mofletes, consintiéndolo, atenta a sus inquietudes, esas que le causaron un agudo punzón en el pecho, un dolor hondo e intenso... Habían pasado apenas un par de semanas y se esforzaba por mantenerse fuerte ante la ausencia de la más pequeña de sus hijos, la única niña entre los tres: Su dulce Sólveig, su florecilla, como solía llamarle.
No hizo más que relamerse los labios antes de emitir palabra alguna, acercando al pequeño hacía ella al abrazarlo contra su pecho con tanta necesidad que quizá lo estrujó de más por momentos ¿La razón? No quería que él le viera derramar más lágrimas, pues sintió por un momento que el sentimiento le traicionaría—. Hay cosas que comprenderás cuando crezcas más, Hymir. Debes saber que Sol estará bien {...}[/code]
Pese a su dura corteza, el infante siempre destellaba cuando escuchaba la dulce voz de su madre, era la luz de sus ojos. La única que le daba consuelo a su roído corazón de niño. Y más ahora con esta traición.
—¡Madre!.— se levantó para recibirla en su cama y ese par de rubíes brillo solo de mirarla. Su sonrisa era la de un ángel, uno que dentro de un tiempo caería del cielo.
—Veras, ... no logro comprender a Sol. ¿Por que nos dejó? — su semblante se mostró más inquisitivo pero guardando la ternura de su rostro, si bien amaba a su hermana tanto como a su madre, no la perdonaría.
Odessa · F
– ¿Qué te tiene tan pensativo, Hymir? –lo había notado distante durante el día, incluso ausente en sus clases de equitación; por ello aprovecho la noche para acompañarlo en el lecho antes de dormir.

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