*Bajó su extremidad dejándola suspendida, casi a merced de su propia ingravidez con sempiterna delicadeza. Sus ojos se despoblaron de calidez cuando el serafín giró e inició marcha lejos de ella. No había tiempo para un nuevo adaggio, su corazón, su alma estaban al parecer enfocados en algo más importante, un sentimiento abstracto en un lapso venidero. Las sílfides retornaron a su danza habitual, y el crujir de los árboles dictaminaba un suspiro profundo y tranquilo antes de una guerra, pero el áureo astro presente en los iris de Iriel, lucía sobrio, sereno y a la vez reflexivo.

El tiempo era una ilusión, mas preparar cuestiones para un evento futuro sin tener consciencia de aquel, era una difícil tarea. Esa noche solamente las luciérnagas, Isilmë, las estrellas y esa saeta de luz, brillaron en la más insondable oscuridad hasta que el serafín dejó los bosques de transición, hasta que las filigranas de su aura, ya no sintieron.*

*Su reverencia fue detenida, y su mirar se perdió en la grandeza de aquella gran mujer, su irises retomaron aquel brillo que le otorgaba la calma dada por el ajeno palpar, sonrió con una tenue expresión facial y asintió una única vez con la cabeza para agregar vocalmente *…Así será mi Lady, y será el velo nocturno guiado por los plateados rayos quienes iluminen nuestro próximo encuentro…

*Dicho lo anterior el azabache dio media vuelta comenzando a caminar con tranquilidad, aunque su inconsciente le decía que voltease a ver, el día de hoy había aprendido una lección que jamás podría olvidar, sonrió con cierto nerviosismo en su ser, mientras las sombras otorgadas por los frondosos bosques devoraban la fisionomía del angélico ante,~ hasta en el corazón de los cielos, se puede sentir miedo ~, un pensamiento que le inundo y finalmente su presencia se desvaneció totalmente de los dominios extendidos de la elfo*

Espero que en un futuro volvamos a encontrarnos. Las estrellas una vez más serán testigos de nuestro encuentro. Me es difícil saber si será cercano o no, mas vuestra merced deberá iluminarme en los caminos del tiempo. *Sonrió tersa, delicada y parsimoniosa.* Hasta otra oportunidad, maese Asura. Que Isilmë guíe vuestra senda.

No debéis pedir disculpas cuando no háis cometido falta. *Era difícil saber si desde un comienzo hablaba en singular o en plural cuando dedicaba sus versos hacia Asura. Vio aquella reverencia y alzó la mano zurda, casi tocando el mentón del serafín cuando aquel osaba a inclinarse, buscando que aquel se erigiera. Su sola actitud dictaba que no eran necesarias las venias entre amigos. La frialdad de su mano, envuelta aún por las aguas de la corriente sobre la cual había reposado antes, parecía manar fuera de su piel, motivo por el cual no fue siquiera necesario que le tocara para que aquel sintiera su presencia, patente.*

ralentizadas totalmente, una sensación que quizás seres ordinarios no hubiesen notado, pero ella era Iriel, es probable que pudo notar que algo había sido informado al Serafín, mas no el que era*

Como decía, Mis disculpas Mi lady……*Dicho esto inclino su torso frente a ella, una reverencia de respeto y amistad, quisiera quedarse con ella más tiempo, pero había algo que le urgía, además ese día había sentido un terror muy profundo proveniente de aquella mujer, eso no lo olvidaría, si bien sabe que su energía maldita proviene de la densidad oscura de los 7 infiernos, también sabe que no hay peor oscuridad que la que se alberga detrás de una gran luz *……espero no haberle molestado, y fue grato verle, espero en un futuro no muy lejano nuestros caminos se crucen y podamos retomar la música, camaradería y la bebida como en antaño…

*Fue momentáneo, quizás solo había sido su impresión, pero sus sentidos nunca le han mentido, pudo sentir un límite muy claro y preciso, uno similar al que siente cuando su camarada de armas ha chocado el acero en su contra, son pocos los seres que logran poner en alerta al azabache con solo una mirada, un grácil movimiento, pero en cuanto ella se acercó parecía ser la mujer que siempre ha conocido, al punto que la risilla final parecía eliminar aquella reacción a su miasma, no obstante, Baalberith, aquel estoico ente que le acompaña parecía tener cierto desdén hacia la presencia femenina, y no podía culparlo, el mismo arcángel principado sintió amenaza en su ser, el empíreo sonrió y se disponía a responder*

Mis Di….

*Pero su capacidad sensorial fue inundada de un momento a otro, dilucidando la exacta localización de quien por años busco, parecía que el entorno a su alrededor de detenía, una imagen mental de como las gotas de roció otorgadas por la cascada parecían caer...

... "Mi elfa favorita" ... *Comentó con gracia, mirándole a los ojos mientras casi echaba una risilla.* ... O quizá estáis simplemente ante un espejismo, algo que ahora ansiáis ver en mí. Todos mis títulos y apodos son reales aunque diversos entre sí, todas las caras de este cristal son de verdad, es solo que no os háis esmerado en conocerlos.

*A diferencia de Asura, la energía de Iriel no parecía reaccionar propiamente tal a la corrupción de la esencia ajena, pues era neutra auténtica, pero no era un secreto que la flora y la fauna sí perdían su primor si entraban en contacto directo con el infierno del aura de Kaos.* Es suficiente. Aquí estáis a salvo, bajad vuestros brazos, sellad vuestra aura.

Iriël, Lirio Blanco... *Finalmente se puso de pie y caminó sobre las puntas de sus pies descalzos con total calma. La niebla que la rodeaba como aura destelló al moverse con ella, al combinarse con el rocío, con el agua, con los contornos de la nieve que por luz llevaba en la piel, en los ropajes y en los cabellos. Una entidad de luz con energía neutra mimetizada con la naturaleza misma, fácil de percibir, difícil de dilucidar dónde terminaba su jurisdicción, pues echaba raíces etéreas hacia el aire, hacia la tierra y hacia el infinito.*

... Elfa, Hermana de Bosques, Centinela de la Pérgola de las Flores, Doncella del Destello... *Y se aproximó hasta él, hasta que su metro y setenta espigado estuvo a escaso un metro del serafín.*

Mas sin embargo preguntare de una forma distinta, ¿Quién eres?, La elfo que siempre ha sido una entidad sabia o la regente de este bosque, porque…*Sus negros irises parecían tener una mirada más afilada, casi buscando atravesar el dorado de los ajenos y ver en su interior*….en los siglos que han pasado, mi energía natural jamás había reaccionado a ti

*Los negros irises del azabache se quedaron observando atónitos, no parecía mover un musculo, solo apreciaba aquella demostración otorgada por la mujer frente a él, no es como si sintiera miedo, solo algo le impedía moverse, pero más allá de todo esto, elevo la mirada con una faceta más seria y directa a ver fijamente a la mujer*

¿Enfrentarte?, preferiría entregar todo mi poder que alguna vez usarlo en tu contra

*Dicho lo anterior el semblante de serafín cambio, no era como fuese amenazante, pero de alguna forma estaba más alerta, aquella paz que sintió al verla parecía haberse desvanecido, no se sentía amenazado, pero casi podía palpar limites invisibles, es la primera vez que sentía aquella presión espiritual frente a ella, al punto que incluso aquel ente que le acompañaba aquella noche, el ultimo ser monarca de las sombras que juro lealtad comenzó a incomodar al azabache, pues el despliegue de la esencia femenina parecía afectarle dada su procedencia demoníaca *