31-35, F
Do you mean, me?
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SherlockHolmes · M
Ooc: La espera valió la pena. Digo (?)
La Mente Brillante aguardaba aun del otro lado de la puerta, sabía que aquella mujer le esperaba y peor aun sabía que estaría expuesto a sus juegos imposibles de ganar, sin embargo toda aquella desgracia era necesaria para su investigación. La botella entre sus brazos y su mirada paseándose de un sitio a otro contemplando el aspecto tan elegante de la edificación era el simbolismo de que estaba por ahora sereno «Recién lo han remodelado. Parece que alguien gano mucho dinero en alguna apuesta. No está mal, igual no es de mi gusto» pensaría el Detective distrayéndose con ideas vagas de cosas sin interés.
Los grandes ojos repararon en que Miss Irene pronto le abriría la mirada que posó en el pequeño espacio que quedaba entre la parte baja de la puerta y del suelo alfombrado remarcaba una sombra estática que estaba del otro lado de la puerta, aquel detalle no lo revelaría, seguiría discreto ante sus hallazgos. Aclararía su garganta y movería su boca en contadas muecas esperando que finalmente aquella puerta se abriese.
Tal vez aquel Detective era osado, o era tonto o más allá de estos calificativos era todo un Hombre. Verse envuelto en una situación semejante solo por un asunto de un interés primordial era una peculiaridad bastante marcada en lo que se le consideraba como un Caballero, más muchas veces aquel riesgo podía costarle parte de su reputación, aunque esto fuera algo que no le causase tanta preocupación. Finalmente la puerta se abriría ante él con un movimiento calmoso mostrándose así a la Bruja tras el encanto. «Ropa de dormir» pensaría como única idea tras de ver aquella estampa tan emblemática para cualquier masculino.
La expresión de Miss Irene solo perturbo por breve segundos al del Detective, respondería con una sonrisa forzada, amplia, rustica y hasta perfeccionada que iba desde una comisura hasta la otra. Pasaría dentro de la habitación a su típico ritmo de caminar y mientras así lo hacía comentaría –Señorita Irene ¿ha tenido usted una buena velada? –Dejaría la botella encima de la primera mesa que encontrase, lanzaría su mirada de esquina en esquina como era costumbre de él y su manía- Es extraño está usted sola, pensaría que estaría acompañada. Bueno no es que mi importe, más solo fue una suposición. –Conseguiría ver raudamente algunos papeles amontonados en la mesa junto a la cama más lo ignoraría puesto que la Mente Brillante no quería causar sospechas, aunque sabía que Miss Irene le descubriría- No confundas mi visita, he venido aquí porque presiento que es usted la única que podría darme respuestas, en esto que considero un callejón sin salida. Si está usted en la capacidad de darme tal privilegio, que deduzco que lo está. –Le contemplaría desde la desnudez de sus pies hasta más arriba de su busto forrado por aquel camisón de noche. De nuevo aclararía su garganta sentía que de nuevo sus nervios le traicionaban más tomaría asiento en una silla adormentada al estilo de los Versalles que acompañaba una mesita en donde el Detective infería que aquel mueble servía como apoyo a que Miss Irene tomase el desayuno.
La Mente Brillante aguardaba aun del otro lado de la puerta, sabía que aquella mujer le esperaba y peor aun sabía que estaría expuesto a sus juegos imposibles de ganar, sin embargo toda aquella desgracia era necesaria para su investigación. La botella entre sus brazos y su mirada paseándose de un sitio a otro contemplando el aspecto tan elegante de la edificación era el simbolismo de que estaba por ahora sereno «Recién lo han remodelado. Parece que alguien gano mucho dinero en alguna apuesta. No está mal, igual no es de mi gusto» pensaría el Detective distrayéndose con ideas vagas de cosas sin interés.
Los grandes ojos repararon en que Miss Irene pronto le abriría la mirada que posó en el pequeño espacio que quedaba entre la parte baja de la puerta y del suelo alfombrado remarcaba una sombra estática que estaba del otro lado de la puerta, aquel detalle no lo revelaría, seguiría discreto ante sus hallazgos. Aclararía su garganta y movería su boca en contadas muecas esperando que finalmente aquella puerta se abriese.
Tal vez aquel Detective era osado, o era tonto o más allá de estos calificativos era todo un Hombre. Verse envuelto en una situación semejante solo por un asunto de un interés primordial era una peculiaridad bastante marcada en lo que se le consideraba como un Caballero, más muchas veces aquel riesgo podía costarle parte de su reputación, aunque esto fuera algo que no le causase tanta preocupación. Finalmente la puerta se abriría ante él con un movimiento calmoso mostrándose así a la Bruja tras el encanto. «Ropa de dormir» pensaría como única idea tras de ver aquella estampa tan emblemática para cualquier masculino.
La expresión de Miss Irene solo perturbo por breve segundos al del Detective, respondería con una sonrisa forzada, amplia, rustica y hasta perfeccionada que iba desde una comisura hasta la otra. Pasaría dentro de la habitación a su típico ritmo de caminar y mientras así lo hacía comentaría –Señorita Irene ¿ha tenido usted una buena velada? –Dejaría la botella encima de la primera mesa que encontrase, lanzaría su mirada de esquina en esquina como era costumbre de él y su manía- Es extraño está usted sola, pensaría que estaría acompañada. Bueno no es que mi importe, más solo fue una suposición. –Conseguiría ver raudamente algunos papeles amontonados en la mesa junto a la cama más lo ignoraría puesto que la Mente Brillante no quería causar sospechas, aunque sabía que Miss Irene le descubriría- No confundas mi visita, he venido aquí porque presiento que es usted la única que podría darme respuestas, en esto que considero un callejón sin salida. Si está usted en la capacidad de darme tal privilegio, que deduzco que lo está. –Le contemplaría desde la desnudez de sus pies hasta más arriba de su busto forrado por aquel camisón de noche. De nuevo aclararía su garganta sentía que de nuevo sus nervios le traicionaban más tomaría asiento en una silla adormentada al estilo de los Versalles que acompañaba una mesita en donde el Detective infería que aquel mueble servía como apoyo a que Miss Irene tomase el desayuno.