31-35, F
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SherlockHolmes · M
Había quedado atrás la Gorgona, ya no sería presa por ahora de la Boa. Era libre, lo que esperaba como siempre más no se deseaba. Es difícil para la Mente Brillante reconocer la necesidad de tenerle junto a él, más para proteger la vida de ambos la discreción era la herramienta más útil para no levantar polvo en los rincones que no se debe. Avanzarían los minutos y así como avanzaban así se movían las piernas apresuradas de la Mente Brillante. Se le hizo tarde en 10 minutos, en la entrada estaban tres oficiales, todos ellos vestidos en sus uniformes azul oscuro con botones plateados, sus cinturones blancos y sus rifles sujetos a una cinta que les colgaba de los hombros. Sherlok Holmes era reconocido en la fuerza militar por lo que los oficiales al verle le cedieron el paso, esté subió los escalones, entró a la casa, a travesó un pasillo solitario y polvoriento con todos sus muebles cubiertos por sabanas blancas ya viejas y luego de subir una escalera de caracol se encontraría con el inspector de la policía londinense y su sub-oficial en la habitación de la víctima –Señor Holmes, buen día. –Dijo el sub-oficial reverenciándose y emocionándose a la vez pues reconocía la inteligencia y la audacia del detective en cuestión- Señor Perkins si, hola. –Aclaró su garganta- Cuanto polvo hay aquí ¿todo sigue intacto? –cuestionaría mientras luchaba con una telaraña que se había pegado a la manga izquierda de su chaleco- Por supuesto que todo sigue igual Holmes, ¿acaso no es obvio? –Retumbaría la habitación el inspector con su tono irónico y provocativo- ¡Ah inspector! ¡Está usted aquí! Pensé que estaría ausente como siempre y que solo aparecería cuando yo resolviese el caso, siempre es así. ¿Qué hace aquí? ¿Tuvo una pelea con su esposa acaso? –El rostro del inspector se volvió rojo de ira mientras que el del sub-oficial se volvió rojo de la vergüenza y del chiste, más el semblante sereno de Holmes seguía impávido. Chasquearía sus dientes para con sus grandes ojos volver su atención al lugar- ¡Chesh! Es una pena, es una pena. Las mujeres de hoy en día son autoritarias –Se hincaría en la orilla de la cama de la víctima, tocaría el polvillo en el suelo y comprobaría sus textura frotándolo entre sus dedos de su mano izquierda- si no haces lo que dicen te golpean. No sé qué será de nosotros en los próximos años caballeros. Creo que nos extinguiremos o peor aun nos convertiremos en sus esclavos –Tocaría con la yema de sus dedos la orilla de las barandas de la cama mientras el oficial Perkins agregaría a su conversa- ¿Acaso Señor Holmes no lo somos ya? –Sonreiría el detective mientras se ponía en pie y recorría toda la habitación examinando el armario de la víctima, su tocador, su mesa de noche, sus indumentarias todas sus pertenencias, hasta un cajón de su escritorio que gracias a una capa fina de polvo se dio cuenta que había una marca de un cuadrado perfecto «Interesante» pensaría.
Pasaría exactamente 44 minutos cuando de la casa saldría el detective con muchas ideas en su cabeza, aun con tela de araña en sus brazos pero con una muy posible hipótesis a todo, ahora había que ir con Watson para sacar posibles conclusiones, pero antes un té caería bien al estomago. Se fue en un coche hacia una de las avenidas principales de Londres para quedar frente a una cafetería llamada The New Castle por lo que al entrar ubicaría raudamente una mesa, se sentaría y pediría su típico y esperado té. Más también esperaría ver a alguien que sabría qué tal vez llegaría a él.
Pasaría exactamente 44 minutos cuando de la casa saldría el detective con muchas ideas en su cabeza, aun con tela de araña en sus brazos pero con una muy posible hipótesis a todo, ahora había que ir con Watson para sacar posibles conclusiones, pero antes un té caería bien al estomago. Se fue en un coche hacia una de las avenidas principales de Londres para quedar frente a una cafetería llamada The New Castle por lo que al entrar ubicaría raudamente una mesa, se sentaría y pediría su típico y esperado té. Más también esperaría ver a alguien que sabría qué tal vez llegaría a él.