.- Ha tardado mas de lo que pensaba en crear semejante joya, pero las tradiciones ancestrales de su época lo hacían un hombre chapado a la antigua, con tradiciones dignos de un soberano, y la joya que reposa ahora sobre la mesa de noche del cuarto de su amada hermana era la prueba de ello, un diamante ello directamente de la única lagrima de sangre proveniente de sus mirada azulina, una única gota, que es reflejo del latido eterno que cada mil años revela su pecho, junto a la sortija una nota" no mereces piedras simples de esta pútrida tierra, si no un diamante reflejo de mi alma eterna".-
- Al entrar a su cuarto no fue difícil notar los rastros del peculiar aroma de aquel que provocaba todo en ella, y guiada por este observaria aquel hermoso anillo en su mesita de noche. Aquella nota que le acompañaba sin duda hubiese desbocado su corazón si es que este tuviera latidos, con una sonrisa tomaria la joya colocándola en su dedo anular. -
Pudiste dármela en persona eh.. - susurraría con suavidad y algo de nostalgia, le extrañaba, y sobretodo le necesitaba en todo sentido de aquella palabra. Sentada en su cama solo observaria aquel brillo de sangre, su rey, su hermano y amado estaba allí -
