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Lo que parecía un día tranquilo, estaba muy lejos de serlo. Primero se sintió una vibración en las paredes, suelo y techo de la base, luego el sonido, cada vez más cercano, de algo rompiéndose rápidamente y avanzando, como si las paredes próximas a la sala en la que se hallaba el Almirante, fueran siendo perforadas una a una… Y entonces, de la nada, el muro del costado izquierdo se trizó, para luego romperse en un gran agujero, de donde emergió disparado como un proyectil el cuerpo de Indra Schwarzer.
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Su intención había sido enviar al monstruo, o al menos a la totalidad de su cabeza, a otra dimensión, más solo había conseguido teletransportar parte de su horrenda boca a quién sabe dónde -después se ocuparía del pequeño desastre de estar arrojando partes de criatura por otros mundos.
A modo de venganza, la boca a medio cercenar y el tentáculo cortado, arrojaron sangre y saliva ácida, quemando parte de las murallas, los muebles, parte del papeleo del Almirante y, aunque en pequeña medida, uno de los hombros de Indra.
Tras ser ayudado por el pelirrojo, logró aterrizar con algo de gracia. Lucía algo agitado, aunque era difícil saber si estaba más nervioso por la criatura que había introducido en la dimensión actual, o por la regañada que seguro le daría su compañero.

-Descuida... Puedo arreglarlo... -Murmuró, no totalmente seguro, mientras alzaba una mano en dirección a la cabeza de la criatura, cuando esta abría sus fauces dispuesta a lanzarle una mortal mordida que, sin duda, se lo podría tragar entero. - Bada Dhamaaka... -Murmuró.

Su cuerpo cubierto de un aura oscura, mientras que en la dirección que señalaba, a unos veinte centímetros de él, separándolo del monstruo, emergía un portal pequeño. La consecuencia fue que parte de la boca del ser literalmente desapareció.

-Maldición... Es muy grande... -Murmuró, decepcionado con el resultado, escuchando los alaridos de un rostro despedazado y notablemente furioso (...)
Con las cuales cortó sin mucho esfuerzo el tentáculo que había arrojado lejos a su querido Indra.- No se que hiciste pero luego hablaremos al respecto.
Preguntó desesperado el Almirante para hacer reaccionar a su amado. Aunque claro que cuando este despertó, su preocupación desapareció, pero no pudo comprender a que se refería con "perdón". ¿Acaso había hecho algo que no debía?, así fue.
El tan simple hecho de ver como una cabeza de monstruo aparecía en todas direcciones, fue claro el hecho de que había jugado con las brechas dimensionales, algo que estaba prohibido dentro de la base. Fue más que claro que cuando se manifestó de tal forma ese ser, las alarmas sonaron para alertar a todo el personal. Detectaron un código negro, a lo que en seguida Seguridad fue el encargado de dar los detalles de lo ocurrido y en donde. -

¿Qué diablos hiciste? -Al momento de ver ese tentáculo, activó su barriet jacket, transformando sus ropajes en las de mago, junto con su reliquia, Bardiche Assault en su mano derecha. No pasó casi nada para que esta pasara al modo Riot, ahora transformando su arma en 2 espadas cortas [...]
-El Almirante como costumbre, tenía un sin fin de papeleos que entregar, le tomó todo el día pero por fin pudo ordenar todo para la entrega. Estaba realmente exhausto por ese duro trabajo de oficina, ahora solo quedaba llevar todo a los registros del personal para que los soldados encargados tomen cartas en el asunto. Se levantó de su escritorio y salió por la puerta llevando consigo un enorme pilón de papeles.
Todo estaba tranquilo, hasta que todo a su alrededor comenzó a vibrar. Los viajeros en los pasillos gritaron asustados, no sabía que estaba pasando, era raro que algo así ocurriese en sus instalaciones, por lo que iba a indagar al respecto, aunque claro que al seguir con su marcha, un proyectil humano atravesó una de las paredes, haciendola añicos en cuestión de segundos. ¿Qué pasó? Pensó. Al ver a su querido albino frente suyo, todo lastimado, no dudó un segundo en arrojar todo al suelo y asistirlo.-

¿Estás bien? Indra, responde. ¿Qué pasó? [...]
-Agh… -Se quejó al caer a los pies del Folkeano. Sacudió la cabeza con los ojos cerrados, tenía sangre corriéndole por la frente, nublándole la vista. Cuando los abrió, lo primero que vio fue a Máximo, le dedicó una incómoda sonrisa de “perdón”, mientras pensaba en decirle algo, una disculpa o mejor aun, una advertencia, más su boca no tuvo tiempo para nada más que una palabra: -¡Corre!

Apenas el wurm pronunció aquello, una cabeza sin ojos, con una enorme boca cubierta de colmillos afilados, se asomó por la abertura de la pared por donde había aparecido Indra. El mago alzó una mano, disparando una ráfaga de energía oscura, más la cabeza monstruosa desapareció en un abrir y cerrar de ojos. No tardó surgir de la nada un portal tornasol por el costado izquierdo del albino, de donde volvió a aparecer el mismo rostro enorme y horrendo de la criatura, seguido de otro portal en el techo, de donde salió una especie de tentáculo que cogió a Indra por una pierna y lo alzó en el aire.

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