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-El folkeano había vuelto y le había pedido salir a respirar algo de aire fresco. La playa era un buen lugar, corría una brisa agradable y con ese característico aroma a sal, que si bien Indra consideraba que le dejaba el cabello reseco y enredado, de todos modos le gustaba-
Es muy tranquilo... -Murmuró, usando al otro como almohada para recargar su cabeza- ¿Quieres tocar el agua? -Desde el muro de piedra en el que estaban sentados, podían ver un poco de arena y el agua, que iba y venía con olas sutiles y bajas-
 
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-Le dio una mordidita suave en el hombro derecho por detrás, más como un cariño, para después reír contra su piel salada por el mar- ¿Horrible? A mi me parece hermoso... Sí, al comienzo me perturbó un poco -dijo, recordando la primera vez que lo había visto desnudo-, pero después me pareció lindo y sexy~ -En realidad ni si quiera estaba seguro de que el otro estaba hablando de su pene al decir que era horrible, pero quería dejarle en claro que en realidad no tenía nada de qué avergonzarse, ya que le gustaba todo de él- No deberías acomplejarte conmigo, Máximo. -Se situó frente a él y le robó un beso en los labios- Ya no me asombra tu tamaño tampoco, solo me gusta molestarte a veces. -Se encogió de hombros y después le dio un toquesito en la nariz-
¡Déjame! -Chilló avergonzado, no sabía donde meterse, había hecho del ridículo, no sabía como actuar en esa situación y menos con la persona que amaba, su enamoramiento lo estaba volviendo más pendejo de lo que ya era, pero al menos el agua ya había quitado todo rastro de la arena en sus genitales. El abrazo no ayudó para nada a apaciguar su timidez sino que generó que se inhibe aún más.- Es horrible...
Jajajaja, oh vamos, solo hablaba de la arena... -Se levantó y lo siguió, abrazándolo por la espalda al llegar a su lado- No te averguences de lo que tienes, es... simpático y llamativo. -Intentó no reír, pero le costaba- Y ya quítate esa arena, se te puede irritar y así la cosa no funciona...
¡¡DEJA DE MIRARME EL PITO!! -Exclamó con el rostro enrojecido a más no poder, era claro que se puso la arena para que no le viese y si, le picaba un poco pero no quería ser visto más con lujuria, siempre era lo mismo, no podía estar desnudo ante nadie que ya siempre salían esos chistes relacionados a su pene, lo acomplejaban bastante, se sentía un juguete sensual y ante las siguientes palabras, solo se levantó y se fue nuevamente al mar. Estaba apenado por todo.- Idiota...
-Sintió la mirada ajena puesta en sí, por lo que automáticamente desvió el rostro para ver al más alto, siendo capaz de escuchar su "mi amor." Automáticamente sus mejillas se tiñeron de rojo, sintiéndose un poco incómodo, así que desvió el asunto en seguida- ¡Que horror! -Señaló el cuerpo del folkeano, aquellas zonas donde estaba cubierto de arena- ¡¿No te molesta?! -Él, al contrario, solo tenía arena en los pies actualmente, ya que su camiseta le había servido de asiento- Ew, que desagradable sensación, de solo mirarte siento el ardor y picazón de la arena.
-Encaminando a la par, salió detrás suyo, no se alejó demasiado de él pero apenas hizo contacto con la orilla, se sentó unos 5 metros de la zona donde las olas aún chocaban con la arena humedecida. Allí la arena estaba un poco más seca por lo cual esta se pegó en su cuerpo. Usó esta para cubrir sus partes nobles ya que al fin y al cabo le molestaba su "anaconda". Se cruzó de piernas y miró a su contrario como si este fuese la obra más hermosa creada por el ser humano. Estaba enamorado y se notaba por como le observaba con esa mirada tan perdida y tonta.- Mi amor... -Susurró para mi, realmente estaba fuera de si. No podía creer como tal hombre si quiera podía estar a su lado pasando un rato juntos, o como si quiera podía corresponder a sus sentimientos, era algo increíble.-
-Durante el trayecto de nado hacia la orilla, tosió un par de veces más hasta reponerse. Salió con el cabello revuelto, con algo de arena y una que otra alga enganchada en sus hebras blancas. Caminó refunfuñando, estrujándose el pelo hasta sentarse sobre su camiseta, ya que lo último que quería era que le quedara el trasero con arena. De todos modos, si bien era bastante fácil de ofenderse, el enojo ante cosas pequeñas y ridículas como las recientes le duraba poco, por lo que no tardó en volverse a animar cuando la brisa le fue secando el cuerpo- Mmm~ Se siente bien...
-A medida que su compañero hablaba, pudo notar como una ola se acercaba, sabía lo que tenía que hacer, se sumergió unos momentos para que esta no chocara fuertemente contra él, pensó que el otro iba a hacer lo mismo, pero se equivocó. Cuando salió lo vio en ese estado tan patético y humillante, le dio lástima, no dijo palabra alguna, sabía como era y supuso como se sentía en ese momento. Asintió con la cabeza para iniciar su camino hacia la orilla en silencio. Lo veía de reojo, más no comentó palabra alguna, pensó que sería correcto que él se exprese primero antes de arruinar el momento.-
-Ciertamente lo que el pelinegro decía tenía sentido, Indra había pasado por alto el hecho de que el otro tenía una clara ventaja respecto a la natación, pero de todos modos seguía molesto.- ¿Un salvavidas? ¡Jajaja! ¿Olvidas quién soy? -Esta vez no pudo disimular tan bien el desagrado que la situación, y ahora las palabras del folkeano, le producían- ¡Soy Indra Schwarzer, un...! -Una ola alta le cubrió la cabeza, haciendo que literalmente se la tragara. Cuando la ola pasó, el albino se encontraba tosiendo estrepitosamente y con los ojos enrojecidos por la sal. Aquello había sido humillante... No temía ahogarse, era casi imposible, pero sí temía que su orgullo continuara siendo pisoteado- Agh, vamos a la orilla...
-Mantuvo sus brazos a sus costados y sus piernas pataleando para mantenerse flotando, estaba en una zona profunda, se notaba, cualquier cosa podría llevarselo si se descuidaba, era obvio que su compañero no hacía pie y por ello estaba en alerta.- Es parte de mi oficio, no te olvides que soy rescatista. -Pronunció sin mucho orgullo, era parte de su trabajo, para eso entrenaba todos los días. Poco a poco se fue acercando hacia el más bajo y con amabilidad preguntó.- ¿Quieres un salva vidas o algo?

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