─ Es baja en nutrientes papá, pero es verdad, tiene buen sabor y es abundante, al comerlos ayudamos a exterminar una plaga─ . Se acomodó junto a él, escuchando con atención la historia que él le contaba, su madre había hablado de ese ataque, pero jamás sobre los dragones o la huida. Astrid recordaba que su mamá e había asegurado que en aquella ocasión, ella y su padre habían asustado a Yuri. ─ Vaya, eso sí que es un poco vergonzoso, entiendo que sea casi un secreto, procuraré mantener mi dieta sin dragones, para honrar el acto de Jennel y sus amigos ¿Es lo justo, verdad?─

-Sonríe complacido por los gustos culinarios de su hija- La carne humana es muy rica. -Se sentó al lado de su hija y se dispuso a relatarle la historia- Fue cuando tu madre estaba embarazada. ¿Recuerdas por qué huimos de La Tierra? Bueno, Yuri nos amenazó de muerte, e intentó matarnos, a tu madre y a mi cuando eramos un poco más jóvenes y débiles. -Se permitió una pausa, recordando aquel día -En esa oportunidad la Jinete de la Muerte y tu tía Jennel acudieron en nuestra ayuda, y fue esta última quien, acompañada de sus peculiares amigos dragones, nos salvó. Literalmente escapamos montados en la espalda de un dragón. -Ríe, sintiéndose un tanto patético por su pasado-

─ No, no me dijiste. ¿Quisieras contarme? Yo nunca he comido un dragón, solo humanos, me parecen desagradables. ─

Jajajaja... Pequeña, ¿alguna vez te conté que gracias a unos dragones estás viva?

─ Vamos a halagarnos toda la mañana y luego nos comemos algún dragón─

Mi mayor orgullo es ser tu padre, mi hermosa niña.

─ Irradias perfección, papá. Justo como debe serlo un hombre como tú, un orgulloso wurm.─