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Y tus ojos infinitos se oscurecen sobre mi. ♪
 
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Idris · F
... Natural inspidez de que sus facciones reflejan ya de por si, la mayoría del tiempo. Rasgos afilados, adorable si guardara color en los pómulos... Todos comentarios de sujetos cuya supervivencia queda en suposiciones.

Repasa veloz las opciones que le quedan, sentarse a beber vino está fuera de discusión.-
Idris · F
— Mira alrededor. Hay vino por todos lados. Unas botellas detrás tuyo.

-¿Todo esto por licor? Impensable, ni los jarls más infantiles del norte han puesto excusas tan... Mundanas para sus trabajos. Exhausta de golpe se mantiene en su sitio tan rígida como la fría rama de los robles muertos del sur... Apenas se escucha el crujir leve de sus huesos bajo la capa de escamas metálicas, la deja hablar con relativa paciencia interrumpiendo cada vez que cree conveniente.-

— Trabajo. ¿Hablar de resarcir? Guarda silencio un minuto.

-Se agacha con la neblina artificial lamiendo sus pies y a tientas va hasta que da con una botella integra, la mitad se habia derramado con la caótica estampida pero el resto se mantiene. De un movimiento le arroja lo que queda del licor no puede hablar y beber a la vez... Preciosos segundos de paz espera.-

— Ahí tienes.

-Se levanta el casco y pasa las yemas enguantadas sobre el puente de la nariz, la cara pálida con notable hastío mezclado con la natur
A1577749 · F
Me resultaste más curioso, más divertido, más de todo, niño ¡todo, todito! Por eso prefiero hablar contigo antes que con cualquier borracho con el que me tenga que mantener atenta, con miedo, ¡con pavor! ¡Con temor! ¿Sabes el miedo que me corre con la sola idea de que me quiten una botella, niña? ¡No una cualquiera! No, una de vino, ¡impensable! Por cierto, ¿tienes vino por casualidad? – hablaba y hablaba para variar, cada vez más rápida. ¿Su boca? Un grifo abierto del cual no paraba de salir humo, cantidad ingente poco lógica para la calada tan esporádica que dio – Por cierto, ¿qué perdiste? ¡Dime! Me caes bien, al menos por ahora, ¿qué perdiste, niño? Tal vez pueda ayudarte, ¡estar rato unidos! El destino, sí, sí, el destino culpable de que algo se te perdieras y cayese en mis brazos. No en mis brazos, no, claro que no, pero sí junto a mí, ¿qué dices? Pero, ¿para qué preguntar? Seguro que sí, niña, ¡segurísimo! Contigo voy, ¡pero antes! Déjame fumar un poco más, ¿sí?
A1577749 · F
- ¿Bruja? ¡¿Bruma?! Como alguien de pueblo a quien le aterra lo que no conoce hablas, pero no te ofendas niña, no, ¡no lo hago para hacer sentir mal! ¡Lo juro! Entiendo que pavor cause lo que no se conoce, pese a, quizás, no compartirlo, pero entiendo, ¡y entiendo bien además! Sí, sí. - asentía, una y otra vez ante las palabras propias que salían casi sin censura o haberlas formulado antes en su cabeza, para saber si debían o no ser dichas.

Volvía a fumar, atenta a ella, dejando que los ojos que brillaban le calaran. Cómo es que hizo un corte ante sus ojos a lo que la morena rio y, como si fuera su compañera de todo la vida, una fiel amiga en un espectáculo en el que las dos actuaban, acompañó a sus movimientos. El humo se separó a sus lados, aclarando su visión, pero siempre dentro de aquel entorno donde ambas estaban, nunca fuera.

- Sí, por capricho. - se encogió de hombros, como si ya lo hubiese confirmado con su solo accionar - ...
Idris · F
obliga a la sangre a calmarse pero la piel erozada queda, naturalmente. Natural y 'muy humano' diría.-

— Por capricho. ¿Es esto? Calles abajo hay adictos dichosos que felices se unirían a tan colorido sinsentido. Pero no, tuviste la fabulosa idea de fastidiar... Me. Sinceramente debo decir que ganas me dan de arrancarte el cogote de un mordisco, no me pidas sinceridad, me seca la garganta.
Idris · F
— Bruja, bruma, lo que seas.

-Ambas cosas se pueden cortar de una u otra manera, había un toque venenoso en sus palabras cargadas con frío resentimiento.

La garra metálica se cierne alrededor de la empuñadura del arma cuyo brillo se ve apagado en la espesa bruma que se levanta de nuevo, un ambiente de hierbas Orientales, ilusiones tontas, sueños febriles. Blande el arma en circular tajo pero no para atacar a la figura cobtraria, no. Busca disipar el humo, cortar la bruma. ¡Ah! A veces resulta tan literal y arbitraria, y suele funcionarle. Hoy no.-

— He perdido algo útil. ¿Qué quieres?

-Que ganas de propinarle otro orificio para fumar. Nota entonces el sabor de la propia rabia (...)
A1577749 · F
que negaba la vista al exterior si dentro se encontraba, y la vista al interior si desde fuera se veía. Mas, dejando en todo el lugar un aroma a frutas que calaba hasta en lo más hondo del alma casi ahogando.

- Un placer, ¡un placer digo! De que te me hayas unido, ¿no crees? Más vale compañía, por mínima que sea, a nada. ¿Qué me dices? Los propios elementos, ¡hasta el viento y el fuego se unieron! ¡El humo baila entorno a ti y a mí! A mí y a ti... ¡El mundo une! La naturaleza en este caso... - hablaba y hablaba, rápida, con una voz melosa sin nada malo que esconder, aunque siquiera esperase una respuesta de la otra. Sonreía y miraba fijamente con aquellos ojos como luceros - ¿Por qué será? ¡Destino! O tal vez simple capricho... ¿Quién sabe? ¿Tú sabes? Dime y se sincera, a la sinceridad premio, además de ser una virtud.
A1577749 · F
Un aplauso, varios que marcaron el ánimo actual de Annipe. Como quien ve un espectáculo y está contento con lo que sus ojos tragan. Divertida, entretenida y con ganas a formar un buen juego sin importarle mucho los costes que acarreara eso. Todo gracias y por culpa de la presencia que tenía ahora de aquella criatura, tan cercana y tan real.

Veía con ojos brillantes a aquella figura que pareció caer en el sofá. Tal vez ella, la que fumaba, tentaba a las suerte con sus acciones, quizás en demasía, pero poca importancia le dio cuando tuvo lo que anheló: a sí misma en un sofá tirada, fumando y bebiendo; y, la otra, frente a esta.

- Hola niño, niña, ¡lo que seas! - volvió a aspirar por la boquilla de la pipa árabe, para luego dejar que de entre sus labios saliera el humo cuando la despegó de su boca.

El humo que salió pareció tomar un rumbo claro, uno fijo o marcado, más concretamente entorno a lo que era aquel sitio donde ambos cuerpos quedaban. Una cortina de humo...
Idris · F
-A veces pasaba más por una bestia que por algo 'humano' porque eso era, eso juraba ser. Muy, muy, humana. En este arrebato bestial el agudo susurro de una risa entre el caos... ¿Burlas? De pronto cambió de idea con las ideas agolpandose en su mente: ahí, ahí, ahí.

¿Se puede atrapar la neblina? No, pero... Se agazapa primero, con las piernas flexionadas y los brazos rozando el suelo en la curvatura que su propio cuerpo adopta. No puede andar bien entre la bruma molesta pero puede saltar...

Flexible es, por eso la armadura era en lascas y no completa y pesada, perfecta para rodar, perfecta para lanzarse como un sabueso infernal en busca de polillas.

No había de calcular exactamente dónde podía encontrarse, se basó en las risillas antes de que el sórdido viento confundiera todo con sus silbidos.-

— Fastidio.

-Fue lo único que le ronda en mente antes de caer entre cojines y suaves humaredas, cortinas de cuentas ¿ha atinado? ¿Hm?-
A1577749 · F
nubes acabarían dentro del yelmo y, con suerte, dicha bocanada le daría, haciéndola retroceder.

Annipe no pretendió que aquella ráfaga fuera suave, no, desde el comienzo dio con todo. Viento capaz quizás de hacer retroceder o parar al más fuerte, mas, ella no buscó hacer un destrozo en el bar, nada de eso, solo caprichos propios. Unos caprichos que se resumían en que aquella extraña figura cayese en el sofá frente al de la mujer. Un lugar donde el humo no parecía entorpecer tanto como en el resto de la terraza, a pesar de ser originado ahí.

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