Bien, ahora al siguiente pueblo pagano.

-Menciona mientras camina hacia la mujer, él había terminado a unos cuantos metros más atrás como parte del desvío en la caída. No es tanto un saltarín de fortaleza como una rata trepadora, pero no le pareció tan distinto que bajar de un tejado.

Se sacudió el polvo mientras, irónicamente, la nube de tierra se dispersaba y lo volvía a ensuciar. Por suerte no parecía un camino concurrido, uno se da cuenta porque hay crecidas de hierba y pocas marcas de pisadas. ¿Acaso deberán caminar por siempre?-

En el próximo pueblo robaremos una carreta, pero antes de irnos. Alcánzame el perro.

-Terminó su monólogo de malcriado y se colocó la capucha, su rostro cubierto se ve como si pensara robar ahora mismo, pero realmente es el sol lo que no le agrada, piensa que ojalá fuera invierno como los indicios de ese lobo terrible indicaron.-

-Ignora el comentario sobre los cadáveres, no es como si él prefiriera comer humanos, sino que seguramente podría vender sus cosas por más oro que el valor del lobo entero.-

Hm. -Entrega una mirada filosa desde el borde, había considerado usar al cadáver del lobo como colchón de bajada, pero era la peor opción posible, así que esperó a que la mujer le viera desde abajo para dar un silbido de alerta y luego lanzarle el cuerpo muerto como si fuese un costal. De todas formas cree que ella tiene la fuerza suficiente como para atraparlo.

Indiferentemente de si ella fuese a tomarlo o no, él saltaría como un mono bajando del árbol, apretando el talón las botas contra la tierra y tratando de no dar una voltereta fatalista. Cae dando un giro lateral antes de culminar parado, como si fuese un espectáculo de circo.-

¡Bah! Tanto por un desfiladero, ni tan alto para colmo. ¿Dos, tres metros? Quizá. Mira al fondo donde ni había pastizales salvajes, el polvoriento camino se abre paso entre hierba seca y piedra suelta, eso explica los sonidos de antes.

Pues nada, podían rodear... Pero recién recuerda que no es ella quien va cargando un perro muerto: la fanfarria metalica es preludio al salto, flexiona las rodillas... Y se deja caer hacia el camino.

Sordo fue el impacto del metal con la hierba mísera, hasta entonces voltea hacia arriba como quien aprecia casualmente el buen clima que hace.-

— Sigues ahí, hm...

-El modo encontraría, sigue parte del camino rumbo al falso sur, por si acaso otra suave contemplación basta: Humo.-

— No.

-Bromas sobre poner almas en otros cuerpos es más de paganos que de Vestas, he ahí lo tajante, además ¿Qué sabe un ladrón de esas cosas? El cachorro es un mentiroso, ya lo sabia pero ¿tanto así? No va a juzgar sus pasatiempos cuestionables por el resto del día.

El casco se alza ante los inequívocos sonidos, valía albergar una pizca de no desespero, total ¿Qué podrían hacer? ¿Robarles un lobo muerto y al ladrón herido? Casi se echa a reír, inusual costumbre... El clima del sur empieza a afectar.-

— Sí. No te caigas, no cargaré dos cadáveres. Al menos el del perro puede comerse.

-¿A qué viene tanto apuro? ¿Tan cerca siente la muerte? Necesita poner más atención en esos detalles, la marcha se reanuda apenas detrás del ladrón (...)

Y ahí va el ladrón, perdiéndose entre la maleza y los árboles, que parecen cada vez más poblados, por suerte de día es más complicado perderse, de noche seguro atacaba otra jauría. Pero ahora no, la luz del sol por fin se asoma entre las densas nubes próximas al horizonte, las sombras se hacen intensas y la luz aún más, el verde de las hojas y el marrón de las ramas se vuelve tan vistoso entre sus contrastes luminosos que casi parecería un día de verano.

Unos metros más adelante hay una zona abierta, espera que no sea un precipicio. ¿Y si lo fuera? Tal vez saltaría por apurado. Los galopes ya no están, al parecer pasaron apurados, quién sabe por qué.-

-Lo único que podría ubicar un camino es el olor de la tierra seca, tal vez, Jhyan no tiene olfato para eso, aunque pueda olisquear en busca de almas a las qué preguntar de nuevo. No, a estas alturas sabe que eso no ayudará al mal humor de la Vesta.-

Es comida, piel. Podría ser tu cuerpo si te mueres.

-Cree estarse acostumbrando a verla sin casco, aunque aún así es difícil discernir su estado de ánimo para él, aunque bien podrían ser dos, después de todo él ni ríe ni llora.
Escucha el suspiro, pero antes de que mencione nada suenan de fondo relinchares y galopes, ¿un camino? ¿Caballos? No lo piensa, ya no trata de alcanzar a la mujer sino de rebasarla.-

Todavía no está putrefacto, así que quiero desmantelarlo.

-Dice en un tono más alto, tal vez no había subido el tono antes, su voz es rasposa incluso cuando amaga a gritar.

Intenta mantener la mente ocupada, oliendo el ambiente en búsqueda de cualquier pista útil, miraba también cada tanto alrededor por si un camino gastado hacia subita aparición pero entre "actividades" adoptó un pasatiempo nuevo, inusual como las circunstancias: Cuestiona a Jhyan.

Justo empezaba la ronda.-

— ¿Para qué quieres ese cachorro?

-Voltea entre zancadas, conforme más avanzan se convence que es mejor llevar el casco, será por costumbre, será por fines estratégicos pero es lo que hace. Un suspiro satisfecho acompaña poco después.-

— ¿Qué?

-Increíble ¿Volvió por eso? A punto está de comentar algo pero de último opta por callarse y seguir avanzando ahora entre pastos altos.

La diestra sube de vuelta para presionar el puente de la nariz en busqueda de disipar su malestar general. El panorama que se extiende delante es tan... Desolador.-

— Es buena idea, lo del camino.

-¿Norte o sur? Norte, este... Está aturdida como para reconocer en dónde queda cada punto. (...)

Tal vez si rodeamos el bosque.

-Afirma, como si la geografía le indicara que cerca de los bosques ha de haber algún camino, ¿no venían de uno ellos? No recuerda la dirección, o tal vez no sabe de direcciones.

Se rasca la barbilla, esa tan juvenil, luego se sube la mascada para esconderla. Cierto, se olvidó los lobos en el campamento.-

Mierda, la carne.

-Se devolvió casi como si fuera una luz, no había corrido tan rápido ni en los momentos en los que su vida peligraba, los beneficios de la armadura ligera. Regresó con uno solo, el que estaba entero ya que el otro se volvió putrefacto antes de tiempo, lástima, era el alfa.

El más chico parecía en un letargo más que muerto, ese había muerto desangrado en algún momento que no recuerda del combate. Por lo que sólo olía a perro.-

No, sólo de emergencia.

-Confirma, su apariencia no cambió en lo absoluto, sólo se puso el mismo traje, la misma armadura, pero lleva parches, o eso es lo que le muestra al arremangarse la tela que oculta su cota en esta ocasión. Casi parece un mago cuando el cuero no se ve, es una túnica un tanto corta.

Siguió la figura de su conveniente compañera con la mirada, luego con el cuerpo. Se quedó algo extrañado de que no hubiera ocultado su rostro, al adelantarse se hizo más obvio que la estaba mirando.-

¿Deberíamos buscar el camino?

-Puede ver sus débiles sombras extenderse por el suelo, el sol está dócil el día de hoy, hasta llega a pensar que el invierno puede haber comenzado. Cuando el ladrón atisba a observar el panorama, sólo puede ver césped cubierto de rocío, y claro, oír los sonidos de los animales diurnos. Mucho más agradable que en la noche.