*Se sobresaltó al ver la reacción de Hilda y rápidamente se acercó a ella, con una mezcla de preocupación y sorpresa se agachó junto a ella en el suelo y extendió una mano para ayudarla a levantarse*
¡Hilda! ... ¿se encuentra bien, déjeme ayudarle
*Dijo mientras se aseguraba de que ella estuviera bien, tomando un pañuelo de su bolsillo, el peliazul comenzó a secar las gotas de té que habían empapado la ropa de Hilda, por un instante su mirada se desvió hacia las quemaduras en su piel, recordando el incidente en la cabaña*
Parece que deberé vigilarla mejor
*Murmura dejando escapar un suspiro, su voz reflejaba una genuina preocupación por la seguridad de la dama. Con delicadez terminó de secarla y la ayudó a ponerse de pie, Eremes se apartó por un instante y buscó una silla cercana para que Hilda pudiera sentarse, observándola asegurándose de que estuviera bien antes de abordar cualquier otra cuestión , casi olvidando por que había ido a la taberna*
*Con paso sigiloso, Eremes buscó con la mirada a la mujer que tenía que encontrar, no pasó mucho tiempo antes de que sus ojos se posaran en la figura enigmática . Hilda de Polaris, reconocible por su elegante vestido de tonos fríos y su cabello plateado como la luna.
Eremes se acercó a Hilda, atravesando el ruido de la taberna. Mientras se acercaba, los murmullos se desvanecieron, y una mezcla de curiosidad y respeto en sus siguientes palabras*
mi señora Hilda, me han dicho que requiere de mi presencia, ¿en que puedo servirle?
Oh, en si, jajaja lo curioso es que estoy casada con un Poseidon, y si, aunque formó parte de otro fandom, me llama mucho la atención el rolear con mi pj
*Al inicio se siente un poco intimidado ante la presencia de los Dioses Guerreros, pero trata de mantener la compostura. Escucha atentamente las palabras de la señorita Hilda, sintiéndose mas a gusto por la forma en que lo ha presentado ante los demás. Piensa en la suerte que ha tenido de caer en las manos de alguien que lo trata como un invitado y no como un esclavo.
Se da cuenta de que los guerreros lo están observando, así que trata de mantener una actitud respetuosa. Observa a cada uno de ellos, tratando de recordar sus nombres y sus rostros, aunque sabe que no será fácil.
Por un momento, Eremes piensa en lo diferente que es su vida ahora. Solía ser un asesino, alguien que luchaba y mataba por dinero. Ahora, está sirviendo a la representante de Odín en la tierra, cazando animales y preparando banquetes. Es un cambio drástico, pero sabe que solo durara una semana.*
*se siente agradecido por el trato que le han dado los Dioses Guerreros y las doncellas de la casona de la señorita Hilda. Después de darse un baño caliente y cambiar sus ropas, se dirige al salón de banquetes donde le espera la dama de cabellos celestes.
Hace una reverencia al entrar y se acerca donde está la señorita Hilda*
*Asiente con la cabeza, demostrando respeto hacia su nueva ama. Se prepara para salir a cumplir su tarea, tomando sus katares y un cuchillo de caza. Sale a toda prisa hacia el bosque para comenzar su búsqueda.
Después de un tiempo caminando, Eremes ve un reno blanco y sin pensarlo dos veces, toma su cuchilla y arrojando al cuello del animal lo mata. Luego, con su cuchillo, desuella y limpia el animal y se prepara para regresar a la casona de su ama.
Una vez que llega al lugar, con cuidado sostiene la piel del reno para evitar que la sangre manche los lujosos muebles y el piso. Se siente aliviado al entrar al caluroso palacio, después de soportar el frío extremo del exterior. Prepara la carne del reno y la asa, dejándola lista para la cena.*
