Hersir

-Era una carrera contrarreloj, una que decidiría el buen o mal destino de muchas personas y dragones. Hiccup no podía permitir que los infames cazadores se hicieran con la victoria, y sabía que sus amigos estaban con él, hasta el final.

A veces era demasiado estricto, con los demás y consigo mismo; le costaba poder relajarse. Por eso, tenía sus manos puestas en el Ojo del Dragón desde una hora temprana. Ni siquiera los pasos de otra persona accediendo al interior de la cabaña lograron robarle la concentración. La voz que escuchó a continuación, sin embargo, surtió el efecto contrario-

Oh, eras tú, Ast...

-Al alzar la vista hacia ella, dio con esa indescriptible sensación que sólo la guerrera podía causarle. No era el primer beso que se daban pero, si le preguntasen, Hiccup diría que siempre se sentía como si lo fuera. Esa hermosa y sobresaliente vikinga se había fijado en él, y era algo por lo que agradecería a Thor todos los días-

Vaya. ¿Puedo pedir algo así cada mañana?

-Soltó ese comentario al aire, algo juguetón. No eran la pareja con la expresión amorosa más desmesurada de todas pero, sin duda, tenían sus momentos y por eso, en ese mismo instante, el jinete decidió algo.

Girando hacia su contraria, colocó su mano dominante en la mejilla ajena, regalándole leves caricias con el pulgar; de esa forma buscó recuperar su atención visual. Asimismo, le sonrió de una manera cálida-

He descubierto que... tenemos un picnic pendiente.